Muere Buddy, el primer perro en contraer COVID-19 en Estados Unidos
Buddy, el primer perro en ser diagnosticado COVID-19 positivo en Estados Unidos, murió el pasado 11 de julio.
Se trataba de un pastor alemán que a pocos días de cumplir 7 años, recibió su resultado positivo al coronavirus por contacto estrecho con su dueño que también había contraído la enfermedad.
Según un reportaje publicado por National Geographic, este can -al igual que la mayoría- tenía una tremenda energía, disfrutaba de los paseos y los juegos, además de correr por su jardín y jugar con su gran compañero Duke, un perrito de su misma raza pero con tan solo 10 meses de edad.
Fue a inicios de abril cuando Buddy empezó a mostrar los primeros síntomas asociados a la enfermedad. Según relata su dueño, Robert Mahoney, identificó inmediatamente que se trataba de coronavirus ya que él conocía de primera mano lo que se sentía tener esa enfermedad.
Mucosidad y decaimiento fueron las primeras muestras del COVID-19 en Buddy. Pero no fue sino hasta un mes después, cuando al visitar a una tercera clínica veterinaria, que le dieron el resultado positivo al virus.
Fue un largo camino para que lograran atender a Buddy. Ya que su veterinario de cabecera no estaba trabajando producto de la pandemia, y una segunda clínica no permitía que la familia acudiera porque eran contactos estrechos de un contagiado (Robert) por lo que le recetaron al perro una serie de antibióticos.
Pero su búsuqeda no terminó ahí, ya que el can empezó a presentar problemas de respiración y pérdida de peso.
Luego acudieron a otro centro veterinario en Staten Island (Nueva York), donde le realizaron un ultrasonido y rayos X a la mascota, arrojando un agrandamiento del bazo y del hígado.
Nuevamente le recetaron antibióticos y medicamentos para el corazón, pero aún dudaban que de Buddy hubiese contraído el COVID-19.
Fue en otra veterinaria, Bay Street Animal Hospital, donde finalmente el 15 de mayo le realizaron el examen de coronavirus al perro y a su compañero Duke. A comienzos de junio fue informado el resultado de este, donde recién se supo concretamente que estaba contagiado.
Pero aunque su resultado fuese positivo, y debido a la falta de conocimiento en la enfermedad en humanos (y sobre todo en animales), su caso se trató con total hermetismo.
Finalmente Buddy continuó empeorando. Había sangre en su orina y ya a comienzos de julio le costaba caminar, lo que se tradujo en su temprana muerte hace algunas semanas atrás.
Dentro de los análisis realizados, se estima que Buddy también padecía de un linfoma. Aunque no se esclarece si es que este cáncer se formó a partir del coronavirus o si esta enfermedad se complicó y fue su causa de muerte tras contraer el COVID-19.