Ningún familiar en el entierro, ningún amigo, ningún compañero: en Alemania, cada vez más personas están siendo sepultadas en funerales a cargo de la Oficina de Orden Público. Las razones no son solo demográficas.
Nadie lo extrañaba. El cuerpo de un hombre de 46 años fue encontrado hace más de ocho meses tras morir solitariamente en su apartamento en Gelsenkirchen, una ciudad en la región del Ruhr, el área industrial más grande de Alemania. Cuando Zuzanna Hanussek habla de él, su voz viva y enérgica se vuelve más tranquila. "Me sorprende que incluso los vecinos no hayan notado nada, o que hayan permanecido totalmente indiferentes. Cada vez más personas simplemente desaparecen de nuestra sociedad, y a nadie le importa. No solo sus muertes pasan inadvertidas, sino también sus vidas", dijo Hanussek, una pastora protestante, a DW.
Ningún pariente o amigo en la tumba
Solo hay dos cosas que Hanussek sabe sobre este hombre de Gelsenkirchen: su nombre y su dirección. No se encontraron familiares ni amigos. Ni siquiera sus vecinos pudieron o quisieron proporcionar más información.
Hanussek le dio una despedida final compasiva y digna ofreciéndole una ceremonia junto a un sacerdote católico en un cementerio de Gelsenkirchen. La urna que contenía sus cenizas fue enterrada en un funeral de "orden público". Detrás de este término burocrático seco a menudo hay destinos trágicos como el del hombre de 46 años: se trata de funerales que son financiados por la Oficina de Orden Público del municipio respectivo.
"No hay estadísticas nacionales sobre estos funerales en Alemania", dijo a DW Stephan Neuser, secretario general de la Asociación Federal Alemana de Funerarias. "Pero dado que más del 80 por ciento de las funerarias en Alemania son miembros de nuestra organización, tenemos una visión general de los desarrollos relacionados con los funerales, y vemos que hay cada vez más exequias de este tipo en Alemania, especialmente en áreas de alta densidad de población".
Este desarrollo es particularmente sorprendente en Hamburgo, la segunda metrópoli más grande de Alemania. Según los datos proporcionados por los cementerios de la ciudad, el número de funerales a cargo de la Oficina de Orden Público en Hamburgo se ha duplicado entre 2007 y 2017 (el año pasado, superó los 1.200). En el mismo período, la Oficina de Orden Público en Colonia, la ciudad más grande del estado de Renania del Norte-Westfalia, también registró un aumento en estos funerales, de 486 a 636. En la capital alemana, estos números aumentaron de 1,979 en 2012 a más de 2,300 en 2016, dijo a DW el vocero de la Administración de Salud, Atención e Igualdad del Senado de Berlín.
Aislamiento y pobreza
"El aumento en estos funerales está conectado a factores demográficos: las personas en Alemania viven más tiempo que en épocas anteriores, y a menudo están solas cuando mueren", dijo Neuser. También señaló que las preocupaciones financieras por los funerales se han vuelto más apremiantes desde 2004, año en que las compañías públicas de seguros de salud en Alemania dejaron de cubrir entierros.
Hoy en día, los familiares cercanos son responsables de pagar el funeral. Si no pueden pagarlo, pueden solicitar ayuda financiera en el departamento de servicios sociales. En contraste con estos "funerales de servicios sociales", los funerales de salud pública se realizan para enterrar o incinerar a aquellos que han muerto solos sin ser reclamados por ningún familiar dentro de un período de tiempo fijo, o si los familiares no están dispuestos a hacer arreglos para el funeral.
"A veces las personas simplemente no pueden lidiar con todo esto", dijo Hanussek, y explicó que los parientes muy pobres "podrían rehuir la solicitud de apoyo financiero en el departamento de servicios sociales, porque los obstáculos son altos, porque lleva algún tiempo y porque toda constancia de ingresos tiene que ser examinada".
Cada municipio de Alemania es libre de decidir cómo conmemorar a estos muertos solitarios: algunos de ellos son enterrados de forma anónima, en otros casos sus nombres se recuerdan de varias formas. A partir de 2014, Hamburgo ha asignado a estas personas lápidas con nombres y fechas de nacimiento y muerte.
El último domingo del año eclesiástico, cuando la Iglesia Protestante en Alemania y Suiza conmemora a los muertos, estos fallecidos son honrados en la iglesia principal de Hamburgo, San Petri, donde se leen sus nombres en voz alta. Una vez al año, muchas de las funerarias que se enfrentan a la triste tarea de organizar las exequias también organizan una ceremonia conmemorativa para los muertos solitarios. En Gelsenkirchen, sus nombres están grabados en "piedras de descanso" gracias a una iniciativa financiada por Ruhesteine e.V.
"Cuidar a otras personas"
Personas comprometidas, como la pastora de Gelsenkirchen, se aseguran de que los muertos más solitarios de Alemania no sean completamente olvidados. En los sermones que pronuncia junto con su contraparte católica en los funerales de orden público, casi no puede decir nada sobre la historia de los muertos; por lo general, poco se sabe sobre el fallecido. "Pero esto es lo que podemos hacer: durante los funerales y otros servicios religiosos, hacemos un llamado a todos para que cuiden de otras personas en su vecindario", dijo.
Todos pueden contribuir a derribar los muros del aislamiento y prevenir tragedias como la muerte espantosa del hombre en Gelsenkirchen, dice. Todo comienza con cosas muy simples, como saludar a los vecinos. Para alentar a las personas a que se comuniquen entre sí, Hanussek ha iniciado en Gelsenkirchen un proyecto llamado "Vecinos que ayudan a los vecinos".
"En la primera fase, un trabajador social visita regularmente a las personas en sus hogares y reúne a los vecinos. Después de congregarse un par de veces, comienzan a construir relaciones, algo que no hacen por su cuenta", dijo Hanussek. Otro de los proyectos de la pastora es un café gratuito para personas que no puedan costearse ir a cafés o pubs normales: "Esto no salva al mundo, pero es un intento de ayudar a las personas a superar su aislamiento".