Por qué más 200.000 antílopes murieron misteriosamente en 10 días
Es un espectáculo único de la naturaleza. Las hembras antílope saigas, que habitan en las estepas de Asia Central, se juntan en gran número para parir en un período de 10 días.
Se trata de un evento que documentalistas e investigadores de la BBC no querían perderse, pero nada los preparó para lo que aconteció a continuación.
Fueron testigos de cómo unos 200.000 de estos mamíferos morían en menos de dos semanas.
Pero, ¿por qué ocurrieron estas muertes?
"Al juntarse de esta forma, por un período lo más corto posible, las saigas abruman a sus depredadores, como los lobos, de manera tal que las crías tienen menos posibilidades de ser comidas", explica para la página académica The CoversationEJ Milner-Gulland, profesora de biodiversidad de la Universidad de Oxford.
Las crías nacen lo suficientemente desarrolladas como para que ser capaces de escapar de sus depredadores en cuestión de días.
"Los nacimientos también tienen que ocurrir en un período corto de tiempo porque deben coincidir con el repunte de hierba abundante antes de que pegue el calor del verano en esta planicie de vegetación seca", agrega Milner-Gulland.
A principio del año 2000 los antílopes saiga estuvieron a punto de extincióndebido a la caza.
Sin embargo, para 2015 el trabajo conjunto de gobiernos de la región, científicos y grupos conservacionistas, permitió que la población de estos animales creciera a 300.000 ejemplares.
Una población en particular de Kazakstán central fue particularmente responsable de este resurgimiento, razón por la cual, los cámaras del documental de la BBC Planeta Tierra II fueron hasta allí para registrar el espectáculo.
Muertes masivas
Fueron acompañados por un equipo de investigadores de la Asociación de Conservación de Biodiversidad de Kazajistán, con la intención de hacer un seguimiento y aprender un poco más sobre el ecosistema de los saiga.
"Pero la estrategia de los saiga de hacer un gran esfuerzo para parir en un espacio limitado de tiempo tiene un costo", dice Eric Morgan, profesor de parasitología veterinaria de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, y uno de los investigadores de la muerte de estos animales.
"Este es un momento de mucho estrés fisiológico para las hembras, lo que las hace más propensas a tener enfermedades y muertes relacionadas con el parto; esto sin contar que el clima es poco fiable".
La mayoría de los años todo sale bien, pero la historia ecológica de las saigas está llena de muertes en masa por enfermedades durante la temporada de parto.
"De hecho, la razón por la que teníamos a un estudiante del Colegio Veterinario Real para que monitoreara los partos fue que hace unos años se registró otra muerte en masa", escribió en The Conversation Richard Kock, profesor de salud y enfermedades emergentes de la vida silvestre.
"Pero nada nos preparó a nosotros -o a los cámaras- para lo que sucedió en mayo de 2015", aclaró.
El experto cuenta que en la medida que se fueron juntando las hembras, se hicieron débiles y mostraban señales de descoordinación, muriendo en cuestión de horas.
"Muy pronto, una gran área de cientos de kilómetros estaba llena de cadáveres. Y los terneros les siguieron después en decenas de miles", agregó Kock.
"Teníamos sentimientos encontrados. Por un lado una sensación de devastación personal por estas especies y por el otro una curiosidad para resolver este fascinantes rompecabezas científico".
"El 80% de las hembras murieron en dos días", contó en su momento a la BBC Steffen Zuther, director de la Asociación para la Conservación de la Biodiversidad en Kazajistán (ACBK), quien supervisaba los partos en uno de los rebaños con miles de animales afectados.
¿Qué posible mecanismo se desencadenó para que murieran tantos animales en un período de tiempo tan corto?
Según los expertos, así no es como normalmente ocurren las enfermedades infecciosas; estas necesitan tiempo para esparcirse por toda una población, esto sin contar que no es en el interés de un parásito eliminar a su población de acogida.
Esta premisa hizo que los expertos se fijaran en una causa no infecciosa; quizás una toxina en el aire o alguna anormalidad en el clima.
Pero, ¿qué tipo de factor medioambiental pudo afectar a tantos animales casi simultáneamente en un área enorme (de 168.000 km2) y en un ambiente cuyo clima y vegetación es naturalmente variable en esa época del año?
El estudio liderado por Richard Kock y realizado con expertos de Instituto de Investigación para la Seguridad de Problemas Biológicos de Kazajistán, las universidades de Bristol y Oxford, así como de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, se dedicó a recoger muestras tanto del ambiente como de estos antílopes mientras morían.
Una respuesta
"Por una parte, ahora hemos encontramos una respuesta", señaló Kock. "La causa inmediata de la muerte fue toxicidad por infección de una bacteria oportunista que se encuentra normalmente en el tracto respiratorio de los animales, la Pasteurella multocida".
Pero esto los llevó a otra pregunta: ¿qué ocurrió para que esta bacteria normalmente inofensiva se hiciera virulenta?
Para responder a esta y otras dudas, los expertos se fijaron en las notas de campo del Instituto de Zoología de Kazajistán de 1988, cuando ocurrió una muerte masiva muy parecida.
También revisaron muertes en masa de otras especies, analizaron distintas composiciones de la vegetación en 2015 y construyeron modelos estadísticos para explorar los cambios de temperatura y precipitaciones en varios rangos temporales y escalas espaciales.
Además, analizaron varias muestras de una gran variedad de toxinas, así como otros agentes causantes de enfermedades, en caso de que alguna infección subyacente estuviera involucrada.
Hasta ahora, la evidencia apunta hacia una combinación de variación del clima a corto plazo y estrés fisiológico del parto, causando un efecto en cascada.
Los expertos aclaran que no hay evidencia de toxinas en el medioambiente, otra infección subyacente o alguna influencia externa.
"La gente quiere que encontremos soluciones para que esto no vuelva a pasar", señaló Milner-Gulland.
"Sin embargo, parece que no podremos ofrecer lo que se quiere; de hecho, es posible que con el cambio climático este tipo de eventos sean más comunes".
Los antílopes saiga son una especie que vive en el límite: son vulnerables a muertes en masa, pero son capaces de recuperarse rápidamente.