Las semillas son nuestra madre. ¡Guardar las semillas es un acto político!”.
La india Vandana Shiva es hija de un guardabosques y de una granjera que desde que nació le enseñaron a amar y cuidar la naturaleza. A los 21 años participó en el movimiento Chipko, formado principalmente por mujeres que buscaban impedir la tala de bosques en el Himalaya, mediante resistencia no violenta. ¿Cómo es eso? Abrazando árboles durante horas, días y semanas.
Estudió filosofía de la ciencia en Ontario, Canadá y se doctoró en 1979, dedicándose a la investigación interdisciplinaria sobre ciencia, tecnología y política ambiental. En 1982 Vandana creó una fundación que impulsa el Naydanya que significa “nueve cultivos” y es una organización india revolucionaria constituida por ecologistas y agricultores que buscan rescatar y conservar cultivos que están en riesgos de extinción a causa de los transgénicos. Para eso hay que generar una reserva de semillas.
Vandana Shiva se ha dedicado a fomentar el compromiso de las mujeres con el movimiento ecologista, planteando la existencia del ecofeminismo. Una de sus principales luchas es contra las grandes compañías que, según ella, basan la agricultura en semillas modificadas genéticamente y utilizan fertilizantes químicos y pesticidas.
En 1993 recibió el Premio Right Livelihood, también conocido como el Premio Nobel Alternativo, y también ganó el premio internacional Día de la Tierra, otorgado por la ONU. Actualmente es una líder del Foro Internacional sobre la Globalización, miembro del movimiento antiglobalización y propone la “democracia de la tierra” como alternativa al capitalismo.
Vandana sostiene que el ecofeminismo no está restringido a las mujeres y dice que es una visión que reconoce el derecho de todas las especies de la naturaleza.