Estudio revela que el amor entre un dueño y su perro proviene de sus miradas
¿Por qué quieres tanto a tu perro? Veterinarios japoneses creen tener la respuesta a esta interrogante. Y es que cada vez que miras a tu mascota a los ojos ambos entran en un proceso cerebral, donde la oxitocina - la llamada hormona del amor- entra en juego.
El veterinario japonés Takefumi Kikusui de la Universidad de Japón y sus investigadores realizaron un estudio donde metieron a 30 perros con sus dueños en una misma habitación durante 30 minutos, para observar lo que pasaba, registrando las miradas, caricias, voces mimosas.
Pero antes midieron la cantidad de oxitocina en la orina de dueños y perros, y la compararon con una nueva muestra de su orina, pero después de estar en la habitación por media hora.
Revisa el video de El País de esta investigación:
Las conclusiones de Kikusui son sorprendentes: cuanto más se miraban a los ojos los perros y sus dueños, más oxitocina producían sus cerebros en una relación proporcional.
“Estos resultados respaldan la existencia de un bucle de oxitocina que se autoperpetúa en la relación entre humanos y perros, de una manera similar a como ocurre con una madre humana y su hijo”, sostiene el equipo de Kikusui, que publica sus conclusiones en la portada de la prestigiosa revista científica Science.
Según los científicos, durante los miles de años del proceso de domesticación de los perros. Estos animales habrían evolucionado para imitar el comportamiento de los niños, que provocaba en los humanos recompensas y mimos.
En 2009, un experto en comportamiento anima, József Topál publicó un estudio similar en la revista Science. Que mostraba como los niños y los perros leen las miradas de sus padres y dueños. Los perros y los bebés de 10 meses de edad buscaban un objeto en su escondite inicial, aunque hubieran visto que se había cambiado de lugar, todo esto debido a la mirada engañosa de la persona que lo escondía y que señalaba al escondite original.
Topál asegura que esto no ocurre con los lobos, ya que estos animales evitan la mirada de sus amos, porque para ellos este comportamiento es señal de amenaza.