Los secretos que cuentan los miles de esqueletos almacenados bajo el Museo de Londres
La mayoría de los visitantes del Museo de Londres no se imaginan que más allá de las exhibiciones de armas medievales o carruajes de la época victoriana, el lugar esconde una colección muy peculiar que algunos encontrarían escalofriante.
En un edificio de paredes de concreto al que el público no tiene acceso se encuentra una bóveda repleta de cajas de cartón, como las que se utilizan para las mudanzas.
El elemento inquietante es que cada una de ellas lleva una etiqueta que dice "esqueleto humano", seguido de un número serial. Incluso, algunas dicen "esqueleto de un niño".
Coleccionistas de huesos
Esta bóveda pertenece al Centro para la Bioarqueología Humana del Museo de Londres, el cual resguarda unas 20.000 osamentas.
"Puede que sea la colección más grande de esqueletos humanos estratificados que se encuentre en una ciudad del mundo", comenta Jelena Bekvalac, quien trabaja en el centro como curadora de osteología.
Dado que estos esqueletos provienen casi que de cualquier período en la historia de Londres -desde la era romana hasta mediados del siglo XIX- se han convertido en una invalorable fuente de información para historiadores y arqueólogos.
De hecho, el estudio de estas osamentas ha permitido reescribir algunos de los estereotipos más antiguos, como la idea de que la ciudad se tornó en un caos por la Peste Negra, o que la higiene dental era muy mala hasta que llegó la era moderna.
Las excavaciones de donde se han hallado cadáveres de víctimas de la peste bubónica evidencian que los muertos eran enterrados de manera organizada y en áreas específicamente destinadas para este fin.
Y en cuanto a los dientes, los esqueletos evidencian que quienes tenían mejor dentadura vivieron en la Edad Media, cortesía de la ausencia de azúcar refinada.
Sin embargo, con la ayuda de un nuevo proyecto, estos huesos podrían enseñarnos mucho sobre la salud en nuestra época.
Dirigido por Bekvalac, un equipo de investigadores se ha propuesto analizar estos esqueletos para identificar cómo la industrialización afectó la salud de los londinenses, y cómo pudiera seguir haciéndolo en el futuro.
Ciudad cementerio
Es una pregunta tan amplia, que sólo puede responderse con el uso de una muestra igualmente grande. Justo el tamaño de la que se encuentra resguardada en el Museo de Londres.
"La base de datos que tenemos con los esqueletos ha ido creciendo en las últimas décadas, lo cual ha permitido que el estudio sea posible ahora", explicó Elizabeth Craig-Atkins, osteóloga de la Universidad de Sheffield.
De cierta forma, tiene sentido que una colección de tal magnitud se encuentre en Londres. Después de todo, miles de personas han sido enterradas en la ciudad por siglos. Pero igualmente importante, sin embargo, es que muchos de esos restos han sido hallados durante el continuo desarrollo de la capital británica.
Cada vez que un edificio o vía de tren es construida, se ordenan cuidadosas excavaciones previas para asegurar que no se produzcan daños cruciales, o se pierdan artefactos o información enterrada en el área de construcción.
Y el museo termina siendo repositorio de los muchos cadáveres que se encuentran en el proceso.
Algunas veces, los huesos vuelven a ser enterrados, por diversas razones. Una de ellas es una ley que establece que si los restos conservan partes de tejido, no pueden ser manipulados por arqueólogos.
Sin embargo, el centro no solo guarda osamentas.
"Tenemos cabello y uñas, porque algunas veces ocurren cosas raras en la fosa, y hay ocasiones que pierdes todo el tejido, pero el cuerpo conserva una bella y abundante cabellera", dice Bekvalac.
La investigación
Se espera que este proyecto de investigación culmine en el 2018. La muestra que será analizada abarca 1.000 esqueletos provenientes de las afueras de Londres, y otros 1.500 de la ciudad.
La información de ambos grupos va a ser comparada.
Del total de osamentas seleccionadas, 1.000 vivieron durante la Revolución Industrial, y el resto entre los siglos XVIII y XIX.
La moderna tecnología implementada en este estudio -como radiografías digitales o tomografías computarizadas con rayos X- permitirá una rápida comparación de los hallazgos con datos médicos actuales.
¿Qué tan dañina es la modernidad?
Se sabe que la modernidad ha tenido un impacto enorme en nuestra salud, pero no está claro cuánto.
En Reino Unido, la Revolución Industrial fue seguida por un período de mejor higiene, un sistema de salud público gratuito y una expectativa de vida más larga.
Sin embargo, esa población más saludable comenzó a mostrar otro tipo de problemas, como obesidad y diabetes. Y otros factores, como la contaminación ambiental, empezaron a tener una incidencia sobre la salud.
Una forma de determinar los efectos de la industrialización es comparar registros médicos antes y después. Pero no es una tarea fácil, no menos por el hecho de que la comprensión de las enfermedades y el lenguaje utilizado para describirlas ha cambiado con el tiempo.
De ahí que los huesos representen una valiosa alternativa para los investigadores.
Los huesos "hablan"
Con solo mirar un fémur o el hueso de un dedo de un paciente fallecido hace mucho tiempo los osteólogos pueden realizar diversos diagnósticos.
Un zona en forma de lóbulo en el hueso puede significar la existencia de una úlcera varicosa, y el brillo puede reflejar osteoartritis.
Para dar un ejemplo del nivel de información que se puede obtener de estos restos humanos, Bekvalac muestra la estructura ósea de Nicholas Adam, quien murió en 1348.
Nicholas fue enterrado en el cementerio de East Smithfield, un área que fue excavada por el equipo del museo en la década de 1980.
Por el contexto, los arqueólogos pudieron establecer de inmediato la posible causa de la muerte: la zona donde se encontraron los restos había sido reservada para aquellas personas que murieran de peste bubónica, si es que la peste llegaba a la ciudad, tal como ocurrió.
Pruebas de ADN practicadas en el 2011 confirmaron que los restos encontrados en ese sector portaron la bacteria que originó la plaga.
Y aunque la Peste Negra mató a Nicholas, ese no fue su único problema.
"Tiene estrías en el hueso de la mandíbula. La superficie de nuestros huesos se denomina periostio. Si se infecta o inflama, reacciona", dice Bekvalac.
"Si el hueso queda con una textura porosa, podemos concluir que se infectó y luego se curó. Pero si la zona es gris y con una textura de tejido, concluiríamos que la infección estaba activa cuando la persona murió".
Con todo, hay límites a lo que podemos apreciar a simple vista. Un desafío es determinar si lo que se ve en el esqueleto es el resultado de algo que ocurrió después del entierro, en vez de antes.
Algunas manchas en los huesos provienen de los objetos con los que fueron enterrados. O se producen porque las zonas de los cementerios fueron reemplazadas por desarrollos industriales, que vertían sus desechos ahí, lo cual produjo cambios en la coloración de las osamentas.
Medicina moderna
"Cuando estamos haciendo nuestros análisis vemos cosas asquerosas. Cosas que afectaron a la persona por mucho tiempo, o lesiones y fracturas", dice Bekvalac.
"Si la persona tuvo algo agudo y agresivo que la mató, no vamos a poder verlo. Puede que también haya otras cosas que estuvieran afectando a la persona por dentro, pero que no se manifestaron externamente".
Es aquí donde los avances de la tecnología en la medicina han sido tan valiosos.
Para esta investigación se contrató como parte del equipo a un radiógrafo experto en el uso de escáner con rayos X, para así diagnosticar aquellas enfermedades que puedan haber sido originadas por nuestro moderno estilo de vida.
Las imágenes de los esqueletos que se capten con estos equipos modernosquedarán en una base de datos a disposición de cualquier investigador o estudiante de medicina.
De esta forma, se espera avanzar en la manera de cuidar nuestra salud en esta era, partiendo de una tomografía realizada a alguien que murió hace 500 años.