Otras investigaciones habían planteado que las creencias determinan la forma de interactuar con otros, pero según la revista Nature Neuroscience, nuestro cerebro incidiría más de lo que pensamos en determinar la primera impresión, ya que el prejuicios predomina a la hora de percibir el rostro de otro ser humana y distorsiona lo que vemos.
"Si los estereotipos que hemos aprendido pueden cambiar la forma en que procesamos visualmente a otra persona, se puede reforzar y posiblemente exacerbar los prejuicios preexistentes. Esta tendencia visual se produce cuando vemos a otra persona, mucho antes de que tengamos la oportunidad de corregir nuestro comportamiento", señala Jonathan Freeman, del Departamento de Psicología de la Universidad de New York y autor principal del estudio.
En general, los hombres negros fueron percibidos como “enojados” (aunque sus rostros expresaran otra emoción), mientras que los asiáticos fueron asociados a rasgos femeninos, independientemente de su género.
Estas interpretaciones erradas de los rasgos faciales, fueron detectadas al observar la actividad cerebral de los participantes (con resonancia magnética funcional), mientras estos miraban diferentes caras: de hombres y mujeres, de varias razas y mostrando diferentes emociones.
Después del escáner cerebral, se pidió a los sujetos que clasificaran rápidamente el género, la raza, y la emoción de las caras utilizando la técnica de seguimiento del mouse que vincula los movimientos de la mano a un software.
Ya que a diferencia de las encuestas, exige que una respuesta en fracciones de segundos. Descubriendo con ello, preferencias no alteradas por la consciencia que hacen que encasillando a otros individuos en solo dos décimas de segundo.