El desplazamiento de los polos magnéticos de la Tierra podría producirse antes de lo que se pensaba, y eso podría tener gran influencia en satélites que orbitan en torno a nuestro planeta.
Las agujas de las brújulas siempre apunten hacia el norte, ya que la Tierra posee un campo magnético. Pero si los polos magnéticos se desplazaran, todo podría cambiar en el planeta azul.
El núcleo terrestre, una esfera metálica inmensa, de unos 3.485 km de radio –un tamaño similar al del planeta Marte- está compuesto por hierro y níquel. Estos metales se comportan como si estuvieran en estado líquido debido a la alta presión y temperatura del núcleo, y fluyen en diferentes direcciones, ascendente y descendente. Esos movimientos, llamados de convección, producen, a su vez, corrientes eléctricas que inducen un campo magnético, conformando, en su conjunto, el gran campo magnético de la Tierra.
El polo norte magnético es el sistema de orientación que utilizan los navegantes para determinar el resto de los puntos cardinales. Pero ese es un método poco certero, ya que el norte magnético no coincide exactamente con el polo norte geográfico, pero este último es el punto sobre la superficie de la Tierra que sí coincide con el eje de rotación terrestre.
Ahora bien: el martes 21 de agosto de 2018, científicos chinos publicaron un estudio según el cual los polos magnéticos podrían revertirse en un lapso más corto de lo que se creía. Mientras los geofísicos sostenían que este fenómeno solo podría ocurrir, lentamente, a lo largo de un periodo de cientos de años, el mencionado estudio sugiere que el último desplazamiento de los polos, que tuvo lugar al comienzo de la Edad de hielo, se produjo en un lapso de solo 144 años, es decir, 30 veces más rápido que lo calculado.
Los investigadores constataron fluctuaciones más aceleradas en los polos magnéticos analizando estalagmitas en cavernas de piedra calcárea, muchas de las cuales aún están magnetizadas y cuya edad puede determinarse con facilidad.
Por qué el desplazamiento magnético es inminente
Según los científicos, hay varias razones para creer que pronto podría producirse un desplazamiento de los polos magnéticos. En primer lugar, porque el campo magnético de la Tierra se ha debilitado, si se lo compara con registros de 175 años atrás, una tendencia que se está acelerando. Luego, los polos magnéticos se están moviendo a velocidad cada vez mayor. El polo norte se encuentra actualmente debajo del hielo ártico, en el norte de Canadá, pero se está moviendo cerca de unos 50 kilómetros cada año (unos 136 metros al día) en dirección a Siberia.
El argumento final: En promedio, la inversión de los campos magnéticos de la Tierra se produce cada 200.000 a 300.000 años, y la última fue hace aproximadamente 780.000 años. Es decir, que una nueva inversión magnética podría estar muy cerca.
No hay motivos para el pánico
De todos modos, no hay motivos para el pánico, ya que nuestro planeta ha sufrido varias "excursiones” geomagnéticas, sin que eso haya significado que los polos magnéticos se revirtieron por completo, aunque sí causan un desplazamiento temporal, y a veces, hasta uno completo, pero de poca duración.
Jürgen Matzka, del Instituto de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente, de Potsdam, dijo en entrevista con medios alemanes que "esos movimientos son diez veces más frecuentes” que un desplazamiento definitivo, y que, en principio, "son indistinguibles de las inversiones magnéticas reales”.
A pesar de que un desplazamiento polar no representa una amenaza inmediata para los seres humanos, sí pueden producir fallos en los satélites, advirtió Matzka. Pero ese riesgo no es nada nuevo: dado que los campos magnéticos de la Tierra se están debilitando, no cumplen del todo con su tarea de proteger a los satélites de radiaciones peligrosas y de las partículas emitidas por el Sol.