El consumidor es, o debería ser, el rey del mercado. Y en Alemania, este monarca manda que las gallinas recuperen su libertad. Tanto es así que hasta la cadena McDonald's anunció su decisión de dejar de utilizar este año huevos de gallinas enjauladas para la elaboración de sus salsas y pastas para untar, por lo menos en territorio germano. Según la empresa, esa práctica ya se impuso en 1999 en lo que respecta a los productos con huevo ofrecidos para el desayuno.
El lado oscuro de la producción de huevos
No es una cruzada de los defensores de animales. Es lo que impone el mercado. El aumento de la demanda condujo a que, por primera vez, las gallinas criadas en forma ecológica superaran a sus congéneres confinadas a las jaulas. Los 4, 2 millones de gallinas "felices” registrados por el Instituto Federal de Estadísticas en 2016 suponen un incremento del 11, 7 por ciento. El número de gallinas ponedoras enjauladas se redujo en cambio en un 17 por ciento, cifrándose en 3,4 millones.
La abolición de las baterías
Claro que entre la jaula y la libertad hay un buen trecho, plagado de grises. Lo predominante es la crianza en suelo, a la que están sometidas más de 25,5 millones de aves, muchas más de las que viven sueltas, que suman unos 7,4 millones.
Lo que va en franca retirada son las jaulas. Las antiguas baterías convencionales, donde antaño las gallinas eran sometidas a condiciones intolerables, ya han sido erradicadas en Alemania. Pero aún existen jaulas en que las aves disponen de un espacio no mucho mayor, según hizo notar a fines de 2016 el presidente de la Liga Protectora de Animales. Está previsto que esa práctica sea prohibida también a partir de 2025.
Más información para el consumidor
Mientras tanto, la toma de conciencia de la opinión pública germana sigue impulsando el proceso de transformación estructural del sector avícola. Por lo visto, los consumidores no quieren ser cómplices de las penurias de las aves y ya han dejado claro que no desean huevos producidos por gallinas enjauladas. De hecho, estos prácticamente no se encuentran ya en los supermercados alemanes.
No obstante, las gallinas mantenidas en jaulas producen todavía cerca del ocho por ciento de los huevos, según la Liga Protectora de Animales. ¿A dónde van a parar, si la gente no los compra? La respuesta es simple: se los utiliza en pastas, mezclas para hornear o diversos otros productos preparados. Por eso, los defensores de los animales exigen que ello quede claramente especificado en las correspondientes etiquetas, de modo que también en este caso el consumidor pueda decir la última palabra, a favor de las gallinas.