Se llama Osedax y es una especie de gusano que lleva cien millones de años royendo huesos, incluso fosilizados, y que vive en las profundidades del mar.
Parece un guión de película de ciencia ficción, pero no, un estudio demuestra que es real y que incluso dificulta que los paleontólogos realicen su labor.
Los investigadores encontraron perforaciones indicativas de la presencia de estos gusanos en la aleta fosilizada de un plesiosaurio y la costilla y el caparazón de una antigua tortuga marina.
Esto implica que estos carroñeros, también conocidos como gusanos zombies, pueden haber ejercido influencia en cómo los fósiles permanecen hoy.
La investigación aparece en la revista Biology Letter de la Royal Society.
"Nuestro descubrimiento muestra que estos gusanos comedores de huesos no han evolucionado junto a las ballenas, sino que antes ya devoraron los esqueletos de grandes reptiles marinos que dominaban los océanos en la era de los dinosaurios", dice el doctor Nicholas Higgs, coautor del estudio e investigador en el Instituto Marino de la Universidad de Plymouth.
"Osedax, por lo tanto, evitó que muchos esqueletos quedasen fosilizados, lo que podría haber obstaculizado nuestro total conocimiento de esos extintos leviatanes", añade.
Esta familia de gusanos, descubiertos por un robot en las profundidades frente a la costa de California en 2002, vive de los cadáveres que caen sobre el fondo marino. Han sido hallados a profundidades de hasta cuatro kilómetros.
Los gusanos adultos son alargados, como dedos, y no tienen ni boca ni aparato digestivo.
En su lugar se esconden en los huesos utilizando zarcillos, como raíces, que emplean para succionar las moléculas grasas que necesitan para sobrevivir.
Caníbales de fósiles valiosos
Anteriormente se pensaba que estos gusanos coevolucionaron junto a las ballenas, cuyos "cementerios" utilizan de hogar en los océanos.
Pero la nueva investigación sugiere que los gusanos zombies deben haber existido mucho antes, hace unos 100 millones de años, de hecho, cuando los plesiosaurios vagaban por las profundidades.
Luego, cuando estos grandes reptiles se extinguieron -hace 66 millones de años- los gusanos se nutrieron de cadáveres de tortugas, hasta que las ballenas emergieron 20 millones de años más tarde.
Las evidencias de que los gusanos Osedax se aferraron con firmeza dentro de los restos de los plesiosaurios son las cavidades que dejaron.
El doctor Higgs y su colega Silvia Danise hicieron escáneres detallados de escáneres 3D de dos agujeros que quedaron en los huesos de la aleta del plesiosaurio, junto con cuatro más en esqueletos de tortugas marinas.
Estos coinciden estrechamente con las hendiduras que permanecieron en los huesos de ballenas modernas.
Lo que implica que estos gusanos zombis de las profundidades tiene una larga y hambrienta historia.
Los hallazgos sugieren que pueden haber consumido huesos y esqueletos antes de que fuesen fósiles, dejando agujeros no sólo en los huesos sino en los registros fósiles de los océanos.
Lo explica la doctora Danie, trasladada recientemente desde Plymouth a la universidad estadounidense de Georgia:
"La creciente evidencia de especímenes de Osedax en el presente y pasado de los océanos, junto a su propensión a consumir rápidamente una amplia gama de esqueletos, sugiere que los Osedax pueden haber tenido un importante efecto negativo en la preservación de los fósiles de los vertebrados marinos".
"Al destruir los esqueletos de los vertebrados antes de que pudiesen ser enterrados, pueden ser responsables de la pérdida de datos sobre la anatomía de las comunidades vertebradas en una escala global", zanja.