Este fin de semana, delegados de 150 países, llegaron a un acuerdo "monumental" para la reducción del uso de los llamados gases de hidroclorofluorocarbono (HFC, por sus siglas en inglés), una de las principales causas del cambio climático.
Parece un complejo tema geopolítico, pero este asunto tiene que ver más con el refrigerador, el aire acondicionado y los aerosoles (desodorantes, insecticidas, limpiadores) que utilizamos todos los días en casa.
"Estos gases son utilizados para absorber el calor, mantener los espacios fríos de los refrigeradores. También es utilizado en los aerosoles", explicó un informe de Greenpeace México.
"Si bien este tipo de gases no dañan directamente la capa de ozono, sí provocan un alto impacto en el calentamiento global del planeta, ya que tienen un potencial de calentamiento global superior al del dióxido de carbono", agrega el informe.
De acuerdo a científicos del Panel de Investigadores del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), es necesario recortar las emisiones de este tipo de gases (que son parte de los llamados gases de efecto invernadero) entre un 40% y 70% para el año 2050.
"Si para finales de este siglo no hemos dejado de emitir los gases HFC de la Tierra, es muy posible que tengamos serios problemas para el cultivo de nuestros propios alimentos", señaló la investigación del IPCC.
El remedio y la enfermedad
¿En qué parte de nuestra casa están esos gases que están calentando el planeta?
Principalmente en nuestras refrigeradores, en los aires acondicionados y en los aerosoles que usamos para evitar los malos olores en nuestro cuerpo, para matar insectos y limpiar nuestra casa.
Los refrigeradores lo necesitan para atrapar el calor y producir frío, al igual que los aires acondicionados. Mientras que los aerosoles lo utilizan como una forma de pulverizar el líquido que llevan en el envase.
Antes de 1997, la mayoría de los sistemas de refrigeración y aerosoles utilizaban un gas conocido como clorofluorocarbonos (CFC), pero estos ya se han dejado de producir.
"Los aerosoles fueron los responsables de causar el hueco en la capa de ozono y sus productores decidieron cambiar su composición, que ahora ayuda al calentamiento global", agrega el informe de Greenpeace.
La lucha para evitar el desvanecimiento de la capa de ozono fue exitosa: tras el acuerdo de Montreal, que prohibió el uso de unas 100 sustancias, la capa de ozono ya recuperó al menos 4.000 kilómetros de superficie.Pero el remedio, en este caso fue igual a la enfermedad.
Los HFC son 4.000 veces más potentes que el dióxido de carbono, según una investigación de la Agencia de Evaluación Ambiental de Holanda publicado en 2009.
Para tener una idea del tamaño del problema, solo en Estados Unidos se venden 8 millones de refrigeradores al año que utilizan este tipo de gases.
Y la cuestión en desodorantes y aerosoles aumenta: 1.400 millones de unidades son producidas solo en Reino Unido cada año.
El reto
COP 21, la reunión climática de líderes globales que se celebró en diciembre del año pasado y terminó con el Acuerdo de París (llamado así por la ciudad donde se celebró la reunión), se centró en los esfuerzos en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático.
El primer paso fue dado este fin de semana y el acuerdo de Kigali (la capital de Ruanda) dejó claro las metas para reducir la emisión de gases HFC de la siguiente manera:
- Economías más desarrolladas como las que integran la Unión Europea y Estados Unidos comenzarán a limitar el uso de HFC en pocos años y reducir su utilización en al menos 10% a partir de 2019 y en un 85% en 2030.
- Algunas naciones en vías de desarrollo como China, países en América Latina y estados insulares congelarán el uso de HFC desde 2024.
- Otras naciones en vías de desarrollo como India, Pakistán, Irán, Irak y los estados del Golfo Pérsico no congelarán su uso hasta 2028.
- China, el principal fabricante de HFC, no empezará a reducir su producción o uso hasta 2029.
- India empezará la reducción incluso después. En 2032 se prevé que haga su primer corte de 10%.
Pero, ¿y qué le depara a la industria de los refrigeradores, aires acondicionados y desodorantes en el mundo con el cambio fundamental de su materia prima?
Las opciones varían, pero todos se agolpan bajo un mismo concepto: refrigerantes ecológicos.
El amoníaco es uno de los productos llamados a reemplazar este tipo de gases. No produce daño a la capa de ozono, tampoco tiene efecto de gas invernadero y es un excelente conductor térmico.
En este sentido, varias empresas ya participan de la campaña "¡Refrigerantes, naturalmente!" impulsada Naciones Unidas y Greenpeace.