Millones de personas alrededor del mundo siguen en confinamiento por la propagación del coronavirus COVID-19, ya que aún no se ha elaborado una vacuna con la que se podría hacer frente a esta enfermedad.
Una situación que mantiene a los gobiernos con estrictas medidas sanitarias, las cuales podrían generar fobias en la sociedad al mediano y largo plazo.
En el corto tiempo se ha visto que las personas han presentado síntomas de shock, hay además quienes realizan compras compulsivamente, ansiedad, sensación de irrealidad, exceso de alerta y preocupaciones excesivas, según Candela Molina, psicóloga general sanitaria y coordinadora de Cepsim.
Asimismo, la profesional indica al medio español ABC que "un psicólogo estudia los fenómenos 'a posteriori', y aunque hay estudios pioneros que se encargan de ir midiendo los efectos en la salud mental de la población, todavía no se pueden arrojar conclusiones".
Pero según los estudios basados en el comportamiento humano, este tipo de situaciones podría ocasionar cinco fobias sociales.
Una de ellas es el llamado "síndrome de la caba", el cual supone que la gente no desea salir de sus hogares, considerando el miedo a un posible contagio. Esta fobia suele presentarse en personas que han pasado por un encarcelamiento, hospitalizaciones largas o periodos de encierros prolongados.
El miedo al contagio también asoma como una de las probabilidades que se instalarán post pandemia, donde las personas realizarán de manera "compulsiva" una limpieza para evitar enfermarse.
Por otra parte el miedo a la enfermedad sería otra de las fobias sociales, puesto que "puede derivar en aumento de consultas a los médicos, consultas en Internet, acabar teniendo miedo a tener fiebre, lo que derive en problemas de ansiedad, ante síntomas físicos", explica Conde.
La agorafobia la podríamos ver cuando termine las cuarentenas, una fobia que lleva a la personas evitar lugares públicos. Patología que se da frecuentemente en aquellos pacientes que han pasado por periodos de estrés y crisis de pánico.
Así también se desprende la fobia social, la cual queda sobre la mesa por el mismo contagio del COVID-19, tratando de tener el mínimo contacto con otras personas.
Por último la fobia al confinamiento, tomando en cuenta todo el tiempo que se ha pasado encerrado, puede "dar lugar al desarrollo de depresión en la medida en que no se construyó una rutina donde existan gratificaciones o se acaban proyectos y trabajos que nos hacían sentir bien con nosotros mismos", sostiene la psicóloga.