Las acusaciones que quedan inconclusas tras la muerte de Tito Fernández
Este pasado sábado 11 de febrero falleció Tito Fernández a los 80 años, también conocido como “El Temucano”, quien en su carrera musical fue autor de más de 40 discos y desde los 70’ fue parte importante de la Nueva Canción Chilena. En 2018 la exitosa carrera de cantante dio un vuelco cuando tres mujeres presentaron querellas por abusos sexuales en su contra. Su deceso deja los casos inconclusos y a tres víctimas sin justicia.
Fernández nació en 1942 en Temuco -de ahí su apodo-, pero en su juventud se trasladó hasta Santiago, ingresando a la Fuerza Aérea de Chile. Posteriormente viajó cantando por Perú y Bolivia. En 1970 comenzó su carrera musical, inspirado por Ángel Parra y Pablo Neruda.
En 2001 ganó un Premio Altazor en la categoría “Música tradicional o de raíz folclórica” por “40 años del cantor popular”, donde destacaron sus discos “El Temucano” (1971), “La madre del cordero” (1971), “Al amor” (1972), “Tito Fernández” (1975), “Me gusta el vino” (1975), “Yo soy profeta en mi tierra” (1976), “Entre nos” (1976).
En 1974 “el temucano” habría vivido una experiencia que le cambió la vida: Según sus palabras, se habría encontrado con extraterrestres en una carretera cerca de Antofagasta. Desde entonces, habría sido visitado cada noche por un ser que lo inspiró a escribir sus libros, especialmente “El libro de las tapas de madera”. En 1988 fundó el Centro Integral de Estudios Metafísicos (CIEM), donde pasaba sus conocimientos y experiencias a sus miembros.
El CIEM tenía una estructura piramidal, con el cantante en la cima, siendo llamado “el maestro”. Posteriormente le seguían "el instructor", "los sacerdotes y las sacerdotisas" y "los vigilantes". Los puestos más bajos eran "los estudiantes de grado" y "los aspirantes".
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Denuncias
Dentro del centro habría existido la logia “Tallis”, la que estaba compuesta solo por mujeres, quienes habrían sido rebautizadas por Fernández y tenían la responsabilidad de “entregarle su energía sexual” al “maestro”,
Una de las víctimas comentó a The Clinic “la primera vez me dijo: ‘El día que yo hago este trabajo con ustedes nunca como, para estar purificado’. Y, para mí, eso era una señal de que esto era importante. Él quería que yo, por ser bailarina, me sacara la ropa de algún modo sexy y a mí no me salía. No podía actuar. Y me violó. No tuvo ni un cuidado, ni un gesto cariñoso. Para él, nosotras éramos esclavas sexuales, nada más”.
Otra de las denunciantes sostuvo que “siempre pensé que era una prueba, que íbamos a llegar al motel donde me había citado y que me iba a decir que había dado muestras de mi lealtad y que me iba a dejar ir. Yo tenía que ir con falda y cuando entramos a la habitación, me pide que me arrodille sobre la cama y que me ponga la daga apuntando al cuello”.
“Me dijo que ese era un trabajo fome, pero que había que cumplir. Que no lo pensara mucho. Y con esa espada había un juramento que no recuerdo en detalle, pero al finalizar dijo que si la sacerdotisa no quería hacerlo, se tenía que suicidar con la daga, ‘pero como tú lo quieres hacer, no hay problema’. Ahí me da vuelta y yo pienso: ‘No quiero ser violada’, pero para mi sorpresa, no había tal prueba, sino una violación. Hice todo lo que me pidió, pero no me tuve que desvestir, ni excitarlo, nada. Él hizo su trabajo no más”, agregó.
En 2018 tres mujeres presentaron querellas ante Humberto Waldemar Asdrúbal Baeza Fernández por abuso sexual y violación entre febrero de 2010 y marzo de 2016. En diciembre de ese mismo año declaró por más de siete horas ante la Brigada de Delitos Sexuales de la PDI. Cuando fue cuestionado por la prensa, sostuvo que “existieron las relaciones sexuales consensuadas . Nunca las obligué a nada”.
“No había una secta, nada de rito. Esto es una cuestión de tipo personal, ese fue mi error, llegar a tener una relación hombre-mujer consensuada. No hay maldad”, agregó.
La Fiscalía Metropolitana Centro Norte solicitó un total de 35 años de cárcel para “el Temucano”, 12 años por la primera denuncia, 10 años y un día por el segundo y otros 12 años por el tercero.
El Ministerio Público pidió prisión preventiva en su contra durante la investigación de los casos, pero posteriormente fue revocada por la Corte de Apelaciones de Santiago ante su mal estado de salud. Al momento de su muerte, las investigaciones seguían en curso.