La obsesión de Meegan Hefford por bajar de peso tras su segundo embarazo y por los batidos de proteínas le causó un trastorno del ciclo de la urea que provocó una acumulación de amoniaco en su sangre y la muerte a los 25 años de edad.
Michelle White, la madre de Meegan, dio a conocer la historia de su hija para que la industria de salud haga cumplir las regulaciones correspondientes y emita advertencias sobre los suplementos de proteínas, sumamente populares en la comunidad fitness.
"Yo nunca he ido al gimnasio, pero al ver a mi hija Meegan brillar mientras admiraba su figura tonificada, me sentí orgullosa de que se tomara en serio la salud y el estado físico", declaró la madre a Mirror.
Y agregó: "Pasaba los fines de semana y las noches en su equipo de gimnasia, y siempre salía y hablaba sobre su nuevo plan de entrenamiento".
Con tan solo 18 años, Meegan había quedado embarazada, y poco después de que nació su hija Alexa, se casó con su pareja Michael.
"Solo vivía a la vuelta de la esquina, así que yo estaba feliz de ver al bebé mientras ella regresaba al gimnasio", comentó White.
Su madre relató que Meegan "comenzó a convertirse en una verdadera fanática del fitness y se aseguró de tener tiempo para sí misma, además de ser madre".
Incluso, pasó tanto tiempo en ropa deportiva que "siempre supe qué comprarle para Navidad y su cumpleaños".
White aseguró que la acompañó al gimnasio para verla en acción y que "me sorprendieron sus habilidades para levantar pesas".
Dos años después, Meegan dio a luz a su segundo hijo Liam y todo cambió. Sufrió una depresión postnatal paralizante.
"Después de ver a un médico, le recetaron algunos medicamentos, lo que ayudó, pero hubo una trampa. Las pastillas hicieron que Meegan ganara una piedra de peso", declaró su mamá.
Y agregó: "Siempre había sido pequeña y odiaba ser más grande, así que decidió volver al gimnasio".
"Durante las siguientes semanas vi por los niños siempre que fue posible para que ella pudiera entrenar por las noches, y cuando bajó los kilos que subió, su confianza se disparó", contó Michelle, pero esto no fue suficiente para su hija.
"En unos pocos meses, su amor por el buen estado físico se convirtió en una obsesión por su imagen corporal. Si yo no estaba libre para cuidar a los niños y Michael estaba trabajando, ella se aterraba", relató White.
La madre de Meegan detalló que faltar a un día de entrenamiento era "el fin del mundo" para su hija. "No estaba satisfecha a menos que pudiera entrenar dos horas todos los días", dijo.
Es por eso que, al ver cómo su cuerpo se iba a transformando gracias al ejercicio, Meegan se propuso participar en competencias de fisiculturismo, para lo cual comenzó a entrenar más arduamente y a restringir cada vez más su dieta.
Michelle relató que debido a que su hija lucía saludable, ya que comía mucho y evitaba los azúcares, pensó que su nueva dieta era buena para ella. "Estaba ganando trofeos por su físico esculpido", afirmó.
"Sus comidas eran siempre las mismas: pollo, carnes rojas y claras de huevo, a veces con verduras al vapor al lado, y siempre un batido de proteínas para beber", dijo la madre. Aunque el cuerpo puede enfermar debido a la deficiencia de proteínas, el exceso también puede ser muy dañino.
Las señales de que algo estaba mal comenzaron a manifestarse poco después, en junio de 2017.
"Una mañana, cuando fui a verla a ella y a los niños, noté que sus manos temblaban mientras tomaba otro batido de proteínas con sus suplementos para el fisiculturismo", relató.
Y agregó: "Alarmada, expresé mi preocupación de que el gimnasio se estaba volviendo demasiado para ella. Pero ella estaba decidida y observé impotente mientras se preparaba para otra sesión de ejercicio".
Unos días después Meegan le dijo a su madre que se sentía cansada, por lo que le recomendó descansar. "Afortunadamente, estuvo de acuerdo y no fue al gimnasio al día siguiente, optando por relajarse en el sofá, algo que no la había visto hacer en meses", contó.
Muerte cerebral
Dos días después, cuando Michelle llevaba a sus nietos a un campamento para que Meegan descansara, recibió una inesperada llamada de los paramédicos que la encontraron inconsciente en su departamento.
"Sorprendida, corrí al hospital para ver a mi niña, por lo general sana y en forma, acostada en una cama cubierta de cables. Me calmé pensando que estaba demasiado cansada, que estaba más sana que la mayoría", declaró Michelle.
La madre trató de no entrar en pánico, sin embargo, dos días después recibió la terrible noticia del médico de Meegan: tenía actividad cerebral limitada y muy pocas probabilidades de recuperarse.
"No se veía enferma, se veía normal, hermosa, así que era difícil de creer", afirmó Michelle. Pero, al día siguiente, Meegan fue declarada oficialmente con muerte cerebral.
El ciclo de la aurea es el proceso natural en el cual el cuerpo elimina químicos como el amoniaco, procedente de los aminoácidos sobrantes de las proteínas. Este se desecha en forma de una enzima llamada urea, através de la orina, según Medline Plus.
La condición genética de Meegan dificultó que su cuerpo eliminara estos desechos tóxicos de las proteínas, las cuales ella consumía en exceso en su dieta y batidos, y provocaron la acumulación de amoniaco en su sangre. El amoniaco llegó a su cerebro causándole un daño irreversible.
"Unos días después, el médico me recomendó que era hora de dejarla ir. Me senté a su lado y la besé en la frente. Nos despedimos y tomamos la decisión de donar sus órganos", contó Michelle. Los órganos donados de Meegan salvaron la vida de cuatro personas.