La mujer que fue conducida al altar por el hombre al que le trasplantaron el corazón de su padre
"Sería increíble que mi padre estuviera físicamente en mi boda".
Eso fue lo primero que pensó la estadounidense Jeni Stepien cuando su novio Paul Maenner le pidió matrimonio en octubre.
Su deseo parecía imposible, ya que su progenitor, Michael Stepien, llevaba diez años muerto.
Pero encontró la forma de cumplirlo: este viernes Arthur Thomas, el hombre al que hace ya una década le trasplantaron el corazón de su padre, la condujo al altar de la iglesia de Swissvale, Pensilvania, Estados Unidos.
Esta triste historia con final feliz comenzó en septiembre de 2006, cuando Michael Stepien, de 53 años y jefe de cocina de profesión, se dirigía al restaurante en el que trabajaba.
Cruzaba una avenida de la pequeña ciudad en la que aún hoy vive la familia, cuando un joven de 16 años, Leslie L. Brown, lo asaltó a punta de pistola.
Le disparó en la cabeza, y la herida fue irreversible.
Stepien moriría en el hospital horas después, algo por lo que Brown sigue cumpliendo un pena de 40 años de cárcel tras ser condenado por el crimen.
Buena noticia
Sin embargo, antes de fallecer, el hombre le pidió a su familia que donara sus órganos.
Y así lo hicieron sus parientes, por medio del Centro para la Recuperación de Órganos y la Educación (CORE, por sus siglas en inglés), una organización federal que coordina las donaciones.
La entidad también facilita que la familia del donante y el paciente que recibe el órgano sigan en contacto tras la intervención.
Y así ocurrió cuando Arthur Thomas, asesor universitario, padre de cuatro hijos y residente en Lawrenceville, Nueva Jersey, fue elegido para recibir el corazón de Stepien.
Hacía 16 años que le habían diagnosticado taquicardia ventricular, una afección que derivaría en insuficiencia cardíaca congestiva para el tiempo en el que sus médicos le dieron la buena nueva.
"Para que tu nombre escale en la lista de quienes necesitan un trasplante tienes que estar realmente mal", le contó Thomas al diario estadounidense The New York Times.
"Así que, por supuesto, cuando recibí el trasplante decidí escribir a la familia para darle las gracias".
Unidos por un trasplante
A partir de aquella primera carta, la relación se fue forjando con llamadas mensuales y correos. Incluso intercambiaban postales en Navidad y flores en cumpleaños.
Y la madre de Jeni Stepien, Bernice, compartía con Thomas consejos para criar a sus respectivos hijos.
Así que cuando, a sugerencia de su novio, la recién prometida le pidió que la acompañara al altar, no lo dudó ni un segundo, le explicó al medio.
"En los últimos 10 años he visto a mis hijos graduarse del colegio y de la universidad, y probablemente podré verlos casarse", contó al medio también estadounidense The Washington Post.
"Y en ese tiempo la familia de Michael (Stepien) tuvo que seguir adelante sin él", añadió.
"Yo estoy vivo gracias a él, por lo que era importante para mí hacer por ella este pequeño gesto".
La novia y el inusual padrino se conocieron el día previo a la ceremonia.
"Toca aquí", le pidió Thomas a Stepien, señalando su muñeca, para que la mujer sintiera su pulso.
"Es el corazón de tu padre que late", le dijo, en un momento que registraron los medios. E inmediatamente ella le posó la mano izquierda en el pecho.
En la iglesia, después de que la llevara al altar, en una escena similar ella le posó las manos en el pecho.
Y después, durante la celebración, bailaron juntos.
Así logró Stepien que su padre estuviera en su boda, al menos, de corazón presente.