La noche de este viernes 31 de agosto en gran parte del mundo se podrá observar la llamada “Luna Azul”, un nombre espectacular para un fenómeno que en realidad no involucra su color.
¿De qué se trata? Usualmente la Tierra experimenta 12 lunas llenas al año, una en cada mes. Pero debido a que el ciclo lunar y nuestro calendario de 365 días no están bien sincronizados, aproximadamente cada tres años (o 2,7 para ser precisos) un mes tiene dos lunas.
Y este viernes 31, julio verá su segunda Luna llena.
Origen de la “Luna Azul”
El término "Luna Azul" se utilizó antiguamente en el Almanaque de los Agricultores de Maine para nombrar a la tercera Luna llena de cuatro en una temporada de cultivo,que usualmente sólo tiene tres.
En 1946, la revista Sky&Telescope publicó un artículo en que malinterpretó la definición apuntando que una "Luna Azul" era la segunda Luna llena en un mes calendario.
Curiosamente, el extendido uso de esa descripción errónea terminó por validarla y se aceptó incluso en la astronomía.
El mundo vio su última "Luna Azul" el 31 de agosto de 2012, y verá la próxima en enero de 2018.
¿La Luna puede verse azul?
A raíz de esta poética denominación, muchos esperan ver a la Luna tomar una tonalidad azul. Eso no ocurre necesariamente durante la noche de la “Luna Azul”, pero el fenómeno sí puede suceder.
En condiciones de alta contaminación atmosférica por esmog, las partículas en suspensión pueden teñir la visión del disco lunar con una tonalidad levemente azulada.
Lo mismo puede ocurrir con una erupción volcánica y las cenizas que son lanzadas al aire. Así pasó en 1883 con la erupción del volcán Krakatoa, después de la cual testigos reportaron atardeceres en color rojo brillante y la Luna ligeramente azul.