¿Cuál es el precio justo de un medicamento? ¿El que le permite obtener suficientes ganancias a la empresa que lo fabrica? ¿El que lo hace más accesible a los consumidores? ¿Hay un punto medio?
Es en esto en lo que no se están poniendo de acuerdo el gobierno de Colombia y la farmacéutica multinacional Novartis.
La disputa, que tiene hasta elementos de tensión diplomática, ha llegado a su punto más caliente tras una resolución emitida este martes por el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, que declara de interés público al imatinib, nombre genérico de la molécula que Novartis -que es titular de la patente- produce bajo el nombre comercial Glivec.
Este fármaco se utiliza para el tratamiento de la leucemia mieloide crónica y otros tipos de cáncer.
Imatinib es un fármaco muy eficaz, que ayuda a extender la vida de los pacientes y tiene menos efectos adversos que la quimioterapia.
La decisión implica que la Comisión Nacional de Precios de Medicamentos y Dispositivos Médicos de Colombia deberá fijar un nuevo precio para Glivec, que el Ministerio de Salud estima quedará en 40 a 50% menos que el actual.
Según informa esa oficina, en 2015 el precio del tratamiento con Glivec por paciente al año era de 47.540.160 pesos colombianos (US$15.700), mientras que un producto de la competencia tenía un costo anual por paciente de 9.234.720 pesos (US$3.000).
El Ministerio de Salud estima en 2.500 el número de pacientes que son tratados con Glivec, lo que da un costo anual de US$39,25 millones.
La decisión fue en respuesta a una solicitud presentada en 2014 por el Centro de Información de Medicamentos de la Universidad Nacional de Colombia (Cimun), la Fundación Ifarma y Misión Salud, en representación de la sociedad civil.
Argumentaban el alto costo de Glivec para el sistema de salud, algo que suscribió el ministerio, que dijo que de este modo pretende establecer un precio similar al que tendría el fármaco en un escenario de libre competencia, como si no existiera la patente.
A 140 pesos el miligramo
El ministerio señaló que había propuesto a Novartis un precio por miligramo de 140 pesos, contra los 324 que vale hoy, con lo cual el tratamiento anual por paciente terminaría costando 20.541.920 de pesos (US$6.800).
Pero la empresa lo rechazó y así se terminó llegando a esta instancia.
En un comunicado en respuesta a la decisión del ministerio, la farmacéutica dijo que está profundamente preocupada por el resultado de las discusiones con las autoridades de Colombia respecto a Glivec.
"Iniciamos negociaciones de buena fe y sugerimos un rango de soluciones potenciales para beneficiar a los pacientes, innovadores y autoridades", dijo la empresa. "Desafortunadamente, todas fueron rechazadas".
En respuesta a BBC Mundo por correo electrónico, el ministro de Salud colombiano, Alejandro Gaviria dijo que los negociadores de la compañía pretendían que la cartera declarara de manera explícita que en este caso no existían razones de interés público.
"Cosa que no podíamos hacer por principio", agregó.
¿Interés público?
En su comunicado Novartis dice: "Invocar una declaración de interés público para reducir aún más el precio de Glivec no es la solución".
Según la farmacéutica no es algo aplicable en este caso, porque no hay faltantes del producto ni problemas para el acceso y porque el sistema universal salud pública le provee Glivec a todos los pacientes que lo necesitan.
Gaviria no está de acuerdo: "Decir que en Colombia no hay razones de interés público porque el Estado paga por todo es evadir la esencia de la discusión".
Es decir, "los graves problemas de salud pública que se derivan de un sistema insostenible por causa de los altos precios de los medicamentos y la presión tecnológica".
Por su parte, la empresa esgrime como otro argumento que el gobierno colombiano ya había reducido el precio de Glivec en dos ocasiones en los últimos tres años, que su precio en el país sudamericano es uno de los más bajos del mundo, y que está significativamente por debajo del que debería tener de acuerdo a la metodología de referenciación internacional para la fijación de precios.
"Esta metodología es insuficiente", le dijo Gaviria a BBC Mundo. "Novartis ha fijado precios muy altos en todos los países. Para aplicar una metodología distinta, que simule las condiciones de competencia, esto es, que intente preservar las ganancias sociales asociadas a la competencia, se requería una declaración de interés público".
Así que el nuevo precio estará basado en una metodología distinta, que simula condiciones de competencia.
¿Genéricos?
Ahora bien, el mismo ministerio admite que hay versiones genéricas de mucho menor costo que Glivec, algo que también señala Novartis. ¿Por qué, entonces, insistir en reducir el precio de ese producto?
En primer lugar, anota Gaviria, porque Novartis misma ha dicho que los genéricos pueden estar infringiendo la patente. "La competencia actual es precaria por decir lo menos", señala.
O sea, a pesar de que existan, podrían volverse inaccesibles por cuestiones legales y a Novartis todavía le quedan dos años de explotación de la patente de imatinib.
La empresa dice que está evaluando todas las opciones ante la decisión del gobierno colombiano.
BBC Mundo le preguntó a su área de comunicaciones si entre esas opciones se encontraba la de retirar Glivec de Colombia.
La respuesta fue: "No comentaremos las opciones que están siendo evaluadas".
Presiones
De todos modos, ¿a Gaviria no le preocupa que esto pudiera ocurrir?
"Ya veremos. No quiero anticiparme a los hechos. Pero en el pasado Novartis ha comercializado el medicamento en Colombia y en el exterior a precios de competencia".
"No nos preocupan las acciones legales que podrían venir y estamos preparados para responder", agregó.
Hace poco más de un mes se difundió la información de que la embajada de Colombia en Estados Unidos había recibido presiones de un funcionario del Comité de Finanzas del Senado de EE.UU. para no afectar la posición de mercado de Glivec en el país.
En el gobierno colombiano no niegan que hayan existido esas presiones.
En ese momento el Ministerio de Salud estaba evaluando emitir una licencia obligatoria para imatinib, que es el término técnico para decir que quería autorizar la producción de ese fármaco sin el consentimiento de Novartis, que es el titular de la patente.
Al final optaron por solicitar a la Comisión Nacional de Precios que fijara el valor de Glivec porque una emitir una licencia obligatoria habría llevado demasiado tiempo (recordemos, a la patente le quedan dos años).
"La medida anunciada minimiza el conflicto y maximiza el impacto", dice Gaviria en una interpretación que Novartis no comparte en el marco de una disputa que todavía no ha llegado a su fin.