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La azarosa y controversial vida de Lord Cochrane, el temerario británico que luchó en Chile

La azarosa y controversial vida de Lord Cochrane, el temerario británico que luchó en Chile
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Casi acaba con la flota marítima de Napoleón, pasó de héroe a criminal, inspiró un personaje de Russell Crowe y su tataranieto acaba de reconstruir su ruta en un documental. Te contamos quién fue este polémico personaje.

Hubo un consejo que el escocés Adam Bruce recibió de su abuela cuando era niño y que muchos años después le sirvió inesperadamente para cimentar negocios.

"Si vas alguna vez a Chile, di que tu nombre es Adam Bruce Cochrane, pariente de Lord Cochrane".

Nunca lo olvidó.

Así que cuando la mitad de su audiencia se estaba quedando dormida en un seminario sobre energía renovable en Santiago de Chile, usó como comodín las palabras de su abuela.

"Soy tataranieto de Lord Cochrane", dijo.

El público de pronto despertó. Muchos aplaudieron, se le acercaron al final de la charla, lo entrevistaron de los medios locales.

Así descubrió que ese tatarabuelo al cual le debía algún atisbo de nobleza y del cual granny le contaba historias, era una especie de rockstar de la guerra de independencia de ese país del fin del mundo.

La historia llegó a oídos del periodista y documentalista Gilberto Villarroel. Fue el comienzo de una curiosa aventura.

El capitán Jack Aubrey, interpretado por Russell Crowe en Master and Commander, está inspirado en Cochrane.

"Me pareció muy interesante que 200 años después uno de sus parientes estuviera relacionado con Chile, con nuevas tecnologías y emprendimientos verdes, porque Lord Cochrane también tenía una veta de inventor".

El chileno y el escocés se conocieron y surgió la idea de un documental por los lugares que hicieron de su tatarabuelo una figura histórica: Chile, Perú, Brasil y Grecia.

Fueron cinco años de trabajo, recorriendo 65.000 kilómetros en siete países y 16 ciudades de dos continentes, que dieron origen a "Lord Cochrane, Capitán de Mar y Guerra", una miniserie de tres capítulos dirigida por Christian Aylwin, sobre la vida de uno de los británicos más controvertidos del siglo XIX, que se estrena en Chile este fin de semana.

Quién es Lord Cochrane

Quienes vieron la película "Master and commander" (Capitán de mar y guerra, en Latinoamérica), no tendrán dificultad para imaginar la peculiar personalidad de Lord Thomas Cochrane. El capitán Jack Aubrey, interpretado por Russell Crowe,está inspirado en él.

Cochrane nació en Escocia en 1775. Su familia, otrora acaudalada, se había gastado casi toda su fortuna en los emprendimientos de su padre inventor.

Cuando cumplió 12 años, los Cochrane quedaron oficialmente en la ruina y su tío, comandante de la marina británica, lo enlistó como tripulante de barcos de guerra.

Así, por accidente o más bien por necesidad, comenzó la carrera naval de un hombre que eventualmente luchó en las gestas emancipadoras de Chile, Perú y Brasil.

Tuvo una carrera meteórica.

El mismo año que fue nombrado guardiamarina conoció a Horacio Nelson, quien luego se convertiría en el prócer de la batalla de Trafalgar, en la que la armada británica triunfó sobre la flota de Napoleón y evitó su avance hacia la isla.

"'Olvídate de las maniobras, siempre ataca directamente', le aconsejó Nelson", le cuenta Villarroel a BBC Mundo.

Lo aplicó en el mar y en la vida. Y en ambos le valió grandes triunfos, así como enemigos.

La admiración de Napoleón

En plenas guerras napoleónicas, Cochrane comenzó a hacerse la fama de temerario.

No conocía la palabra imposible, ese es uno de los principales valores que le inculcó a la Armada chilena
Rolando Drago, embajador de Chile en Reino Unido

"No conocía la palabra imposible, ese es uno de los principales valores que le inculcó a la Armada chilena" (de la cual fue uno de los fundadores), le dice a BBC Mundo Rolando Drago, embajador de Chile en Reino Unido.

La embajada organiza todos los años una ceremonia de gala para el 21 de mayo, día de las glorias navales en Chile, en la Abadía de Westminster, la misma donde se casan los príncipes y se hacen los funerales de la familia real. Allí, dentro de la Abadía, está enterrado Cochrane.

Una de sus aventuras más destacadas fue en la isla de Aix, Francia.

La flota francesa estaba bloqueada, pero la británica no se decidía a atacar. Así que mandaron al más temerario de sus capitanes a hacerse cargo.

"Cochrane llega allá y organiza un ataque nocturno con los botes de explosivos. Se empiezan a incendiar los barcos franceses. Cuando grabamos allá, la gente nos contaba que la explosión fue tan grande que la noche se hizo día. Podrían haber destruido a la Armada francesa", relata Villarroel.

Napoleón denominó a Cochrane "el lobo de mar". En la foto, Gilberto Villarroel y Adam Bruce frente al edificio donde está la tumba de Napoleón en París.

Pero el almirante James Gambier, líder de la Armada británica, no quiso enviar refuerzos y hubo barcos franceses que lograron escapar.

"La batalla de Aix fue crucial, porque salvó a Inglaterra de ser invadida. Napoleón se concentró en Rusia", explica Villarroel.

Pero Cochrane estaba furioso. Y el manejo de la frustración no era una de sus virtudes.

Como parlamentario, se negó a apoyar el agradecimiento de la Cámara de los Comunes a la labor de su superior, lo que derivó en un consejo de guerra para evaluar su conducta.

"Gambier llegó con unos dibujos donde falsificó las posiciones de los buques para mostrar que había tenido un rol mucho más activo", cuenta Villarroel.

El Consejo exoneró a Gambier y Cochrane se ganó el odio del almirante y de la elite naval británica, pero la admiración de uno de los principales estrategas de todos los tiempos: Napoleón, quien lo llamó "el lobo de mar".

"Cochrane habría podido destruir o capturar todos los buques franceses en Aix, así como era debido, si hubiera sido ayudado por el almirante inglés", comentó en sus memorias.

Parlamentario anticorrupción

Además de capitán de la Armada, Cochrane era miembro del parlamento británico donde hizo de la lucha anticorrupción su arma electoral, denunciando la corrupción en instituciones como la Armada británica y la ineficiencia de la conducta de guerra.

"Tenía una habilidad para pelearse con todo el mundo", relata Villarroel.

Con una colección de enemigos en la mochila, en 1814 Cochrane fue involucrado en un gran fraude en la bolsa de valores de Londres, juzgado y sentenciado.

(Fui) desposeído de mi empleo por habérseme injustamente expulsado del servicio naval británico a efecto de las maquinaciones del poderoso partido político que yo había agraviado
Lord Thomas Cochrane

"Era un personaje no grato, dado de baja (de la Marina) con deshonra, expulsado del Parlamento, le quitaron su condecoración de héroe de las guerras napoleónicas y estuvo en la cárcel", señala el documentalista chileno.

Con una carrera aparentemente acabada Cochrane comenzó un viaje de ida para recuperar su reputación.

Pasaje a Chile

Un chileno que había estudiado en Londres escuchó de sus hazañas. Era Bernardo O'Higgins, padre de la independencia en Chile.

Al enterarse de la caída en desgracia de Cochrane, envió a un diplomático a hablar con él.

"Hallándome a la sazón desposeído de mi empleo, por habérseme injustamente expulsado del servicio naval británico, a efecto de las maquinaciones del poderoso partido político que yo había agraviado, y viendo los grandes esfuerzos que hacía Chile para crearse una Marina, en ayuda de la cual se había comenzado a construir un vapor de guerra en los astilleros de Londres, acepté la propuesta", afirma el propio Cochrane en sus memorias.

Cochrane fue crucial para derrotar a los españoles en el proceso de Independencia en Chile.

Se convirtió en uno de los fundadores de la Marina chilena, que logró derrotar a la Armada española.

"Era muy querido por las bases porque siempre iba en primera línea. Corría los mismos riesgos que la tripulación. Era lo que se denomina en jerga militar 'tropero'", cuenta Villarroel.

Le quitó a los españoles más de 15 fuertes en el estratégico sur del país.

El saldo de muertos fue un récord para la época: sólo siete independentistas versus cerca de 100 realistas.

San Martín, su enemigo íntimo

Los buenos resultados en Chile expandieron su fama y en 1820 inició una expedición hacia Perú para ayudar a su independencia.

Adam Bruce mira el retrato de su tatarabuelo ya anciano, con las condecoraciones que había perdido ya devueltas.

Poco después de su arribo a Callao, consiguió lo que fue considerado entonces una hazaña: la captura de la fragata Esmeralda, el buque insignia de la escuadra española en el Pacífico.

Tras una serie de campañas, logró la rendición española en el estratégico puerto, pero la tensa relación que siempre había tenido con José de San Martín, a cargo de las operaciones militares, se deterioró a un punto de no retorno.

"Cochrane estaba muy obsesionado con el dinero, con rehacer su fortuna. Entonces cada vez que capturaba un barco exigía el derecho a presa (a que parte del botín fuera para él y su tropa) lo que en Inglaterra era permitido por ley, pero para los independentistas sudamericanos era considerado piratería", dice Villarroel.

No le era fácil construir coaliciones, obtener apoyo o formar alianzas
Adam Bruce Cochrane

"No le era fácil construir coaliciones, obtener apoyo o formar alianzas", asegura Bruce.

Cochrane acusó a San Martín de no pagarle a su escuadra y termina tomándose el barco donde éste guardaba el tesoro público.

"Además del barco del tesoro, encontró una goleta llena de plata que pertenecía a San Martín y lo hizo público", explica Villarroel.

"San Martín me acusó al Gobierno chileno de haber confiscado todo el tesoro, incluso el que se hallaba en su yate, que, por un bajo cálculo, debía valer varios millones de pesos, los que se dejaron todos intactos", relató Cochrane en sus memorias.

Pero San Martín convenció a la elite independentista de que Cochrane era un filibustero más que un comandante y finalmente le ordenó retirarse de Perú.

De Brasil a Grecia

Tras la consolidación de la independencia de Chile, Cochrane participó en laformación de la Marina brasileña y la derrota a la Armada de Portugal, que se logró bloqueando Bahía y tomando el puerto de Maranhao, puerta de entrada de la entonces región más rica de Brasil.

En Brasil el equipo grabó en Rio de Janeiro.

 

Filmar en el Partenón fue lo más emocionante de los 65.000 kilómetros recorridos por Adam Bruce, el tataranieto de Cochrane que narra el documental.

 

Bruce es abogado y nunca había participado en un documental. Pero "lo hizo tan bien", según Villarroel, que será el narrador de un nuevo documental del chileno sobre Bernardo O'Higgins, padre de la patria en Chile.

Con sus bonos altos, pero sin lograr la fortuna deseada –Brasil nunca le pagó por sus servicios–, Cochrane partió a una campaña al otro lado del mundo, la de la lucha de los griegos por independizarse del imperio turco otomano.

Grecia sería su gran decepción. Y Cochrane, la de Grecia. "No lo quieren", cuenta Villarroel.

"Los griegos eran muy indisciplinados. Les decía: 'Ataquen de noche' y atacaban de día. Les pedía atacar directo y se ponían a cavar trincheras", continúa.

El que no resultó decepcionado con Grecia fue Adam Bruce, quien grabó su relato en este país desde uno de los iconos de la historia universal.

"Lo más memorable fue grabar desde el Partenón", le dice el escocés a BBC Mundo.

Con honores

Lord Cochrane fue enterrado con honores en la Abadía de Westminster, en Londres.

Tras Grecia y con un portafolio de hazañas en el bolsillo, Cochrane regresó a Reino Unido e insistió en su inocencia por el fraude de la bolsa de valores.

Pidió que se reabriera el caso y que lo volvieran a juzgar, pero la reina Victoria tenía otros planes: el perdón real, que le fue otorgado en 1832.

Se demoró toda su vida en recuperar su honor
Gilberto Villarroel, documentalista

No fue lo único que le otorgaron. También se le restituyó su medalla de la orden de Bath, sus títulos nobiliarios y al final de sus días la Real Armada Británica lo nombró Contralmirante.

"Sus viajes, sus acciones casi suicidas no eran porque estaba loco, sino que eran parte de un plan para recuperar su buen nombre. Se demoró toda su vida en recuperar su honor", asegura Villarroel.

Murió a los 85 años, muy por sobre la esperanza de vida de mediados del siglo XIX, y sus restos fueron enterrados con honores frente al altar de la imponente Abadía de Westminster.

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