Justin Timberlake no sorprende en el Super Bowl y deja al debe reunión de NSYNC
Ni el show de luces led, el juego de rebote con espejos o las decenas de bailarines lograron convencer a la audiencia de la 52.ª versión del Super Bowl de fútbol americano respecto del show de medio tiempo de Justin Timberlake.
Con un Bank Stadium totalmente a oscuras, la arena de Minnesota recibió a la ex estrella de Disney con una ovación contundente, para así animar el descanso del duelo entre los New England Patriots de Boston y los Eagles de Philadelphia. Aunque no duró mucho tiempo.
Su vestuario fue una chaqueta de cuero, zapatillas blancas y una pañoleta roja. Así Timberlake apareció en escena directamente desde los camarines, donde se codeó con algunas de sus bailarinas e hizo gala de sus pasos de hip-hop.
Una vez arriba, los éxitos del ídolo norteamericano no tardaron en llegar: Sexy Back, Mirrors y la reciente Can't Stop the Feeling; hits que fueron acompañados en todo momento de una artillería de luces led, un público mayoritariamente femenino que coreaba sus canciones en la cancha y una banda en vivo que a ratos opacaba la voz de Timberlake, quien tuvo complicaciones para mantenerse en el tono durante toda su presentación.
El momento clímax llegó cuando desde el cielo cayó una tela gigante que proyectó la imagen del difunto Prince, con quien Timberlake simuló un dúo mientras tocaba el piano, repasando sus clásicos del funk, el pop y el R&B.
Sin embargo, el "apogeo" del espectáculo duró poco: a los dos minutos, Timberlake continuó con sus éxitos más actuales, apoyado por sus bailarines y una banda marchante que no dejó lucir la voz del ídolo norteamericano, ya sea por su agotamiento físico o por el mal arreglo técnico del sonido.
¿La gran decepción? No hubo rastro de sus ex compañeros de NSYNC, quizá la sorpresa que varios de sus fanáticos estaban esperando, y que deberán seguir haciéndolo.