Una joven sufrió un cambio radical a los 21 años, cuando su pareja la emborrachó y tatuó su cara sin su consentimiento. Años más tarde, un desconocido pagó por el procedimiento para devolverle su rostro a lo que era.
Se trata de Taylor White, quien tuvo que tatuarse la mayoría de la cara negra para tapar las obscenidades que le dibujaron en la piel. A pesar de lo anterior, las marcas dificultan su búsqueda de trabajo en el área de la salud mental, donde se desempeña como activista.
En una entrevista con The New York Post, White relató que tiene trastorno bipolar tipo 2 y que en una fase maníaca, trabajó como tatuadora. En ese entonces se quiso probar ante los demás como artista, por lo que se tatuó a sí misma.
Fue en esa fase que uno de sus novios la emborrachó y, junto con otros hombres, abusaron sexualmente de ella, y también le rayaron todo el rostro con garabatos y cosas obscenas.
La joven comenzó a usar grandes cantidades de maquillaje, pero aún así no eran suficientes para disimular los dibujos. Por lo anterior, en 2008 su jefe -otro tatuador- le ofreció cubrirle toda la cara con tinta.
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Taylor, de ahora 37 años, se dedica a la salud mental e incluso está sacando un doctorado en psicología para apoyar a otras personas como ella. A pesar de esto, no ha podido conseguir un trabajo porque su apariencia puede ser impactante para personas sensibles.
El tiktoker Karridy Askenasy, conocido como The DatBot, se enteró del problema de la mujer y decidió pagarle un costoso tratamiento para borrar los tatuajes con láser.
Tras conocer la historia, la compañía de remoción de láser Remover aceptó hacer el procedimiento de forma gratuita.
El largo y doloroso camino para que Taylor recupere su apariencia no tardó en hacerse viral, consiguiendo miles de reproducciones y reacciones en Tiktok.