Una joven argentina de 22 años decidió compartir su historia luego de someterse a una ligadura de trompas –una cirugía para cerrar las trompas de Falopio de una mujer tras lo cual no puede quedar embarazada– como una forma de “sacar el juzgamiento sobre las personas que no queremos reproducirnos”.
Ailín Cubelo Naval contó que en dos ocasiones asistió a un ginecólogo para pedirle la operación. Sin embargo, se la negaron porque “podría arrepentirse”, lo que la empujó a querer compartir su historia.
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“Como a algunas personas el deseo de ser madres les es natural, para mí era natural no serlo. Me ligué las trompas porque no quiero tener hijos, ni ahora ni nunca”, relató la joven a Infobae.
Cuando Ailín se encontraba en la enseñanza básica tocó por primera vez el tema de la maternidad. En aquel entonces –cuenta– las preguntas no eran si acaso quería ser madre, sino que cuántos hijos deseaba tener o a qué edad quería serlo.
“Yo siempre contestaba ‘después de los 30’, o ‘yo quiero uno solo’. Como no me daba cuenta de que quizás no quería ser madre, me excusaba o alargaba los plazos”, continuó la joven.
Cuando creció y comenzó la secundaria –enseñanza media en nuestro país– se dio cuenta de que realmente no quería ser mamá.
“¿Traer una persona más a este mundo así como está, a formar parte de esta sociedad, con esta escasez de recursos?, ¿vivir con miedo de que le pase algo si es mujer y con miedo de que haga algo si es varón?, ¿tener un hijo para dejar un legado? ¿qué legado?”, todo eso se cuestionó Ailín.
Fue en medio de una relación de cinco años, donde la joven se cuidaba con píldoras anticonceptivas y preservativos para no quedar embarazada, cuando pensó en un método más a largo plazo y decidió averiguar sobre la ligadura de trompas.
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Fue así como se enteró que, desde el 2006, esta intervención es un derecho garantizado por la ley en Argentina, gratuita y que ella podía exigir sin el requisito de tener hijos.
En abril del año pasado volvió a ir al ginecólogo. “Le dije que quería ligarme y me dijo que no, que volviera en seis, siete meses, que lo pensara mejor porque me veía muy chica. Que tener hijos está bueno, que él tenía dos. Y me pidió una especie de pericia psicológica, como una nota de mi psicóloga que afirmara que estoy en mis cabales. Eso es totalmente ilegal. Me fui llorando del consultorio”, reveló.
Luego de eso se fue de viaje y al regresar mantenía su postura. “No creo que pase pero, si llegara a arrepentirme, está la opción de adoptar que se ajusta más a mi filosofía de vida, que es la de no traer más gente al mundo y atender a los chicos que ya tienen necesidades reales”, contó.
Al volver a ver a su médico, éste se negó nuevamente, por lo que optó por cambiar de especialista. En las redes sociales encontró grupos que ayudan a mujeres que desean tomar su misma decisión, por lo que quiso compartir su experiencia y le recomendaron un doctor que finalmente le realizó la cirugía.
A comienzos de este año Ailín pudo finalmente ligarse las trompas. “Yo no juzgo a quienes eligieron ser madres, no voy por la calle diciendo ‘ay, ésta cómo se cagó la vida’, ‘está re loca’, ‘¿cómo va a tener tres hijos?’. Creo que es hora de sacar el juzgamiento sobre las personas que no queremos reproducirnos. No somos bichos raros, somos un montón que, el día de mañana, no nos vamos a lamentar por no haber hecho con nuestras vidas lo que queríamos”.