Influencers que quieren salvar el mundo: ¿es compatibe sostenibilidad y consumo?
La fotografía: una chica en una playa mira al horizonte mientras sonríe. El bikini rosa pálido con la piel perfecta y bronceada. En la muñeca reluce un reloj de oro. Hurgar en Instagram es aterrizar en un mundo perfectamente escenificado. Las estrellas de este mundo son los influencers ('influenciadores'). Millones de personas ven sus fotos y vídeos.
Detrás de esas imágenes aparentemente espontáneas hay una montaña de trabajo. Maquillaje, la ropa en perfecto estado, buscar la pose perfecta y, finalmente, los retoques de las curvas "de más". Ni siquiera el reloj de oro está ahí por casualidad. Las firmas pagan enormes cantidades para que los influencers se saquen fotos con sus productos. Estas cooperaciones pagadas suelen funcionar muy bien, pues los fans quieren ser iguales que sus ídolos y se compran los productos que estos llevan en sus redes.
Sin embargo, en los últimos años cada vez son más los sinnfluencers (juego de palabras entre 'Sinn', 'sentido' en alemán, e 'influencer') que bucean por las aguas de YouTube e Instagram. A menudo se trata de chicas jóvenes que quieren aprovechar su alcance para hacer algo útil. No muestran productos a la cámara, sino que se enfocan en la sostenibilidad y la protección del medio ambiente.
Una de las influencers que se ha pasado a la acera de sinnfluencer es Jana Kaspar. En internet es Janaklar. Hace tres años, Janaklar grababa vídeos para YouTube comprando montones de ropa nueva en H&M y Primark. Pero poco a poco cambiaron sus contenidos. Ahora Jana habla de alimentación vegana, apenas se maquilla y vende la ropa que apenas se pone. Escribe en Instagram: "Ir de compras no es un hobby. En mi opinión, aquí y en YouTube Shopping es una verdadera competición".
¿De dónde viene el cambio?
Janaklar se despidió poco a poco del estilo de vida glamuroso que los influencers muestran a menudo a su público. "Durante mucho tiempo me preocupé por todo lo que me faltaba, en lugar de reconocer todo lo que tenía y estar agradecida por ello", escribe Jana en Instagram. La austríaca tiene 468.000 suscriptores en YouTube. En Instagram son 165.000 las personas que ven los vídeos y las fotos que cuelga a diario. La joven de 24 años enseña a sus fans sus compras sin plástico en el mercado y qué productos utiliza en el baño: solo necesita un cepillo de dientes de bambú, pasta de dientes y un jabón para el pelo.
Son varios los influencers que han iniciado un cambio como el de Jana en los últimos años. La bloguera e instagrammer Jule Amalie lo dice así: "Tengo la responsabilidad de hacer uso de mi alcance para algo útil". Pero eso no significa que tengan la pretensión de hacerlo todo bien: "Yo también me equivoco y nada de lo que hago es perfecto, pero esa no es razón alguna para no hacer nada".
¿Y se puede ganar dinero siendo sinnfluencer?
Los sinnfluencers son críticos con su propio consumo. Es por eso que la publicidad de camisetas producidas de forma barata o del último producto de cuidado personal se desvanece. No obstante, la mayoría vive igualmente de cooperaciones con empresas. Lo que hacen es pensarse muy bien con qué marcas trabajan y qué productos apoyan. Janaklar, por ejemplo, hace publicidad de la sección vegana del supermercado Hofer, así como de la organización de protección animal de Viena.
Pero, además de las cooperaciones, los sinnfluencers también tienen otras fuentes de ingresos. La bloguera Shia Su ha escrito un libro sobre la reducción de residuos y hace presentaciones por toda Alemania. La instagrammer Pia Kraftfutter da cursos de cocina vegana y vende calendarios sostenibles.
Para el experto en redes sociales Martin Fehrensen, es importante en cualquier caso saber ver más allá: "No solo se trata de fomentar otra forma de consumo, sino de consumir menos. Pero claro, con eso se gana menos".