Desde su descubrimiento en 1985, cuando fue encontrado después del naufragio (1912), el Titanic ha sido objeto de numerosos descensos y expediciones para explorar y documentar los restos del famosísimo transatlántico británico.
Tras una de esas últimas excursiones, dos inmersiones sin tripulación a cargo de RMS Titanic, Inc., la compañía que posee los derechos exclusivos de salvamento sobre sus restos, se concretaron dos hallazgos importantes.
Primero, se encontró a “Diana de Versalles”, una estatua de bronce que ocupaba el salón de primera clase del Titanic. Había sido fotografiada por última vez en 1986 y las probabilidades de encontrarla de nuevo eran como encontrar “una aguja en un pajar”, según los investigadores.
Pero además, en la primera inmersión de este tipo que la empresa realiza desde 2010, también se constató que una parte importante de la barandilla que rodea la cubierta del castillo de proa del barco se había desprendido.
Esta pieza, que todavía estaba en su lugar hasta 2022, formó parte de la escena más icónica de la película de James Cameron, aquella cuando “Jack” (Leonardo DiCaprio) levanta a “Rose” (Kate Winslet) y se colocan de pie en la parte delantera de la proa del transatlántico. Hoy, esa parte del barco ya no existe.
Pero esa zona no sólo es recordada por el momento en que “Jack” le enseña a “Rose” a “volar”. También es donde “Dawson” gritó su memorable “Soy el rey del mundo”.
“Descubrimos cuando llegamos al naufragio el mes pasado que la barandilla del lado de babor se había caído. Esto es algo muy natural, diferentes partes de la barandilla se están debilitando. Pero que una barandilla tan destacada, tan fotografiada e icónica esté ahora descansando en el fondo del océano es un cambio significativo. El Titanic literalmente nunca volverá a verse igual”, explicó James Penca, investigador de RMS Titanic, Inc.