Estudios científicos buscan reconocer a el sexo de los huevos antes de que eclosionen para evitar sacrificar a los pollitos machos.
Las gallinas han sido modificadas para producir grandes cantidades de huevos, pero no sucede lo mismo con los gallos, los que son asesinados apenas eclosionan.
Como los gallos no pueden engordar al mismo ritmo que las gallinas, no "sirven" para la industria alimenticia, por lo que suelen ser sacrificados en trituradoras o asfixiados con gases.
Se estima que cada año se sacrifican 7 mil millones de crías alrededor del mundo.
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Alemania será uno de los primeros países en el mundo en prohibir el sacrificio de los pollitos macho, el Tribunal Administrativo Federal de Leipzig consideró que la práctica no se ajusta a la Ley de Bienestar.
De acuerdo con el sitio Osnabrücker Seitung, cada año son sacrificados cerca de 45 millones de pollitos en Alemania. Debido a lo anterior, los criaderos de gallinas buscan una alternativa a matar a los animales mediante gases.
La ciencia de salvar pollitos
Un análisis publicado en la revista Science, expone cómo el veterinario endocrinólogo alemán, Almuth Einspanier, y su equipo de trabajo crearon la base para "respeggt" (mezcla entre "respeto" y "huevo" en inglés), una marca de huevos "éticos" cada vez más popular en el país europeo.
"Respeggt" nace de un descubrimiento de Einspanier y sus colegas, quienes encontraron que, en el noveno día de desarrollo (una gallina se demora 21 días en eclosionar), el embrión de pollo hembra libera una hormona identificada como "sulfato de estrona" en el líquido del interior del huevo.
Dos cadenas alemanas desarrollaron un láser que atraviesa el huevo y extrae una microscópica muestra de la hormona, identificando si el animal en el interior será macho o hembra.
Mediante esta técnica, los criaderos son capaces de separar los huevos antes de la eclosión, enviando a las hembras a granjas y a los huevos macho a ser congelados y ser convertidos en polvo alimenticio para el consumo de otros animales.
El sistema es capaz de reconocer de diferenciar el sexo de al menos 3000 huevos por hora. Los investigadores buscan disminuir el periodo de prueba de los nueve días a cuatro, evitando cualquier posibilidad de que el embrión sienta dolor.
Mientras tanto, científicos australianos e israelíes buscan modificar genéticamente (método CRISPR) a los cromosomas de las gallinas, para que sus huevos macho brillen bajo la luz fluorescente.