El abandono de animales es una realidad transversal que afecta a muchas especies y que se puede observar alrededor del mundo. A pesar de que son seres indefensos, que necesitan de cuidados y cariños, somos los humanos los que a veces -de forma egoísta- les negamos nuestra atención.
Esta es la historia de Karma, un pequeño gatito de tres meses que llegó hasta el refugio Humane Society Silicon Valley, Estados Unidos, y llamó inmediatamente la atención por la falta de sus orejas y su cola.
Con el pasar de los días, este felino fue mejorando su aspecto, sin embargo, las cuidadoras del refugio se mostraban preocupadas por la actitud que este animalito tenía.
Según señalan, Karma se mostraba temerosa y desconfiada, con miedo de acercarse a cualquier humano o animal. Afirman que estuvo retraída durante mucho tiempo, aludiendo a que esto podría deberse por el daño físico que sufrió y del cual aún se desconocen sus causas.
Fue así como Carla Berti, una voluntaria del refugio, decidió tejerle unas orejitas de lana rosadas y así intentar devolverle su aspecto inicial. Además le hizo una cama con la forma de un gato y juguetes de pequeños ratoncitos.
Gracias a estas pequeñas acciones, esta mascota fue adquiriendo mayor confianza con su entorno, y tras unas semanas de cuidado, encontró una familia definitiva junto a una joven y otro gato.