La carrera de Fifth Harmony corre a la velocidad de un Gran Premio de la Fórmula Uno. A solo cuatro años desde que las cinco mujeres se conocieran en las audiciones de "The X Factor USA", repitiendo la historia de One Direction, su ascenso a la cima del pop juvenil llegó apretando a fondo el acelerador.
En 2013 ficharon en el sello de Simon Cowell, su mentor en el programa de talentos, y en dos años lanzaron dos álbumes de estudio. Y un par de hits en puestos de avanzada concretaron el momento para virar hacia el carril derecho con destino a Chile.
Una parada intensa, movida, gracias a las ocho mil personas que llegaron hasta el Movistar Arena. Y si de manejar el tiempo se trata, la media hora de retraso en el inicio del show hizo que la barra se volviera brava. 21:28 horas y el griterío incontrolable indicaba el comienzo con "Body rock", que terminó con Lauren Jauregui deseándonos "suerte para el partido con Argentina este domingo", a propósito de la final de la Copa América Centenario.
Y arriba del escenario, vestidas de un blanco impecable, Fifth Harmony iniciaba un show sobrio, con el metrónomo oscilando entre la ternura y la sensualidad.
Sencillo por el telón solitario que decoraba la puesta en escena; y la dualidad por los perfiles a los que responden cada una de las artistas. Desde las cariñosas y cercanas Lauren y Camila Cabello —hablando perfecto español por sus raíces cubanas—, hasta el tridente exuberante de Ally Brooke, Normani Kordei y Dinah Jane. Dos vías que separan también al tipo de público que sigue a las ex figuras televisivas: por una parte, niñas en compañía de sus padres que no superaban los 12 años y, por el otro, las adolescentes hipersexualizadas que gritaron ante cada twerk, cada movimiento o cada quiebre de cintura de las cantantes.
En un show que tuvo poca armonía coral y casi nada de coreografía, pero sí mucho de R&B, EDM y ritmos urbanos, el quinteto rompió la monotonía con "Brave Honest Beautiful" haciendo un bis con "BO$$". Allí, las cinco chicas se plantaron delante de sus sillas para bailar cadenciosamente alrededor de ellas.
E hicieron debutar en vivo de la canción "Squeeze", parte de su nuevo disco "7/27", antes de invocar a los dos éxitos más trascendentes de su corta carrera musical: "Worth it", un single descarado e irónico en su sonido, para terminar con la introspectiva "Work from home", adornada con una explosión de confeti metálico.
Todo en poco más de una hora de espectáculo.
Fifth Harmony no tiene a una Beyoncé dentro del grupo ni la desfachatez de las Spice Girls. Tampoco son una reivindicación de las girl bands. Pero están en la cresta de la ola, y rentabilizando al máximo el producto.