Hipnosis: los médicos que recomiendan usarla para reducir el uso de anestesia durante una operación
En algunos procedimientos no muy complejos se puede usar hipnosis con una combinación de fármacos y anestesia local.
"Busca un lugar lindo, tranquilo y seguro, y ponte cómodo", dice una meliflua voz de mujer en un tono que invita a la calma.
"Ahora, inspira muy lentamente y suelta el aire muy despacio, suavemente", prosigue, dando instrucciones con la misma serenidad que en un principio.
La voz es parte de una serie de audios publicados en la página del Colegio Real de Anestesistas de Reino Unido (RCoA, por sus siglas en inglés), que recientemente hizo un llamado para que se utilicen más estas grabaciones en vísperas de una intervención quirúrgica.
La idea es llevar al paciente, a través de la autohipnosis. a un estado de relajación con el fin de reducir su nivel de ansiedad antes de ingresar al quirófano.
El objetivo de hacer estas grabaciones es también contar con "un recurso para ofrecerle a los pacientes (que ha sido elaborado, probado y modificado tomando en cuenta sus devoluciones), en vez de recomendarles que busquen esta información en internet", le dice a BBC Mundo la doctora Samantha Black, pediatra y anestesista que contribuyó al desarrollo de los audios de RCoA.
De acuerdo a la evidencia, añade Black, esta preparación psicológica previa (así como la ingesta de alimentos nutritivos y el ejercicio físico), mejora los resultados de la cirugía.
Otros países europeos, así como también Estados Unidos, han dado un paso más lejos: en algunos hospitales, esta técnica se utiliza no solo antes, sino también durante la operación.
Varios estudios y ensayos clínicos aleatorios —algunos llevados a cabo en EE.UU., Bélgica y Francia— muestran que el uso de hipnosis (conocida también como hipnosedación o hipnoterapia) contribuye a reducir la dosis de anestésicos durante una intervención quirúrgica, así como el tiempo y la necesidad de calmantes en el período de recuperación.
Como estar absorto en una película
La hipnosis es un estado en el que la atención está altamente enfocada, con una conciencia limitada de lo que ocurre en la periferia.
Generalmente se alcanza con ayuda de otra persona que nos guía con sus palabras hasta inducir el trance hipnótico, aunque también es posible practicar la autohipnosis. En este estado, la persona no está dormida, ni inconsciente, sino relajada.
Spiegel compara el estado hipnótico a cuando estamos totalmente compenetrados viendo una película que nos fascina.
"Te desconectas, disocias lo que ocurre en la periferia de tu conciencia y entras en un estado de flexibilidad cognitiva: estás más abierto a probar ideas y experiencias nuevas, y a dejar de lado tu forma habitual de hacer las cosas", le explica a BBC Mundo David Spiegel, profesor del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Stanford, en EE.UU.
En el contexto de una cirugía, donde se lleva al paciente a dirigir su atención hacia otro lugar que no es su cuerpo, esta técnica se emplea "para reestructurar la experiencia del procedimiento quirúrgico", añade.
Explicado de manera simple, instruyes a tu cerebro "a filtrar el dolor, literalmente ignorando la sensación y centrándote en estar en otra parte".
El líder en investigación sobre hipnosis clínica, compara este estado con ver una película que nos fascina y absorbe por completo, tanto que nos hace olvidar a ratos que somos parte del público por lo compenetrados que nos sentimos con el drama que se está desarrollando en la pantalla.
O como cuando te subes al auto y conduces hacia alguna parte, le dice a BBC Mundo Elizabeth Rebello, profesora del Departamento de Anestesiología y Medicina Perioperatoria del Centro Oncológico MD Anderson en Texas, EE.UU.
"Mientras conduces, estás pensando en lo que tienes que hacer durante el día, o algo respecto a tu familia y ¡oh! de repente te das cuenta que ya has llegado. Eso es un poco lo que hace la hipnosis", reflexiona la experta.
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Efecto en el cerebro
En términos más técnicos, la hipnósis genera tres efectos en el cerebro, explica Spiegel, quien observó estos cambios en estudios de imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf), como parte de su investigación:
- 1 Hay una reducción de la actividad en la zona dorsal del cortex del cíngulo anterior, un área del cerebro que te ayuda a estar atento a tu entorno.
- 2 Aumenta la conectividad entre dos regiones del cerebro (la corteza dorsolateral prefrontal y la ínsula). Esta conexión "cerebro-cuerpo" ayuda al cerebro a procesar y controlar lo que ocurre en el cuerpo.
- 3 Se reducen las conexiones entre la corteza prefrontal dorsolateral y la red neuronal por defecto, esto probablemente representa una desconexión entre las acciones de una persona y la conciencia sobre sus acciones (como cuando estamos haciendo algo sin pensar realmente en eso que estamos haciendo). Esta disociación le permite a la persona responder a las instrucciones durante la hipnoterapia sin dedicar recursos mentales a tomar conciencia sobre ello.
Complemento
El objetivo de quienes abogan por el uso de la hipnosis en el quirófano no es reemplazar la anestesia general por la hipnosedación en cirugías de alta complejidad, sino usarla como un complemento en intervenciones más simples y de menor duración, además de la anestesia local.
Esto es precisamente lo que viene haciendo un equipo de médicos e investigadores desde hace varios años en el Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas.
Cirugía bajo hipnosedación en un hospital de Bélgica, en 2004.
Rebello y su equipo utilizan la hipnosedación en algunos pacientes que deben someterse a una tumorectomía (una cirugía en la que se extirpa una masa turmoral cancerosa u anormal de la mama), un procedimiento que normalmente se hace bajo anestesia general.
Los pacientes abiertos a la idea, además de recibir hipnosis durante la operación, hacen sesiones previas con el mismo profesional.
Una vez en el quirófano, un equipo interdisciplinario en comunicación constante monitorea los niveles de confort del paciente y aumenta la medicación o la anestesia local en función de sus necesidades.
"Es un entorno muy seguro, porque estamos en una sala de operaciones. Y si se llegara a necesitar pasar a anestesia general, tienes allí todo para hacerlo", explica Rebello, que enfatiza que solo es una opción viable en algunos procedimientos y en un cierto grupo de pacientes.
Beneficios
Los beneficios son múltiples, destacan los médicos consultados por BBC Mundo.
Además de hacer que disminuya la ansiedad antes y durante le procedimiento, permite reducir la dosis de anestesia y sedantes, y por ende las náuseas, los vómitos y otras molestias que muchos pacientes sufren después como consecuencia.
Los pacientes tampoco se sienten aturdidos o atontados, como tras la anestesia general, y están casi listos para irse a su casa cuando finaliza el procedimiento.
Aunque desde hace años la hipnosis se emplea en el ámbito médico, todavía está rodeada de un aura de seudociencia
Rebello señala también que su uso tiene el potencial de disminuir el consumo de opioides, ya que se necesitan en menor dosis durante y pos cirugía.
Otro beneficio de evitar la anestesia general en los casos en que es posible, apunta Lorenzo Cohen, director del Programa de Medicina Integrativa del Centro Oncológico MD Anderson, de la Universidad de Texas, es que esta "puede causar déficit cognitivo a corto y largo plazo".
"Y, además, hay evidencia de que causa supresión inmuntaria, algo que no queremos que ocurra cuando estamos tratando de controlar el crecimiento del cáncer", explica el médico en relación a las tumorectomías que se hacen en su institución.
Desventajas
Dadas las ventajas de la hipnosedación, es interesante preguntarse por qué esta sigue siendo una práctica clínica de uso minoratorio, si bien en los últimos años ha ido ganando terreno.
Uno de los obstáculos es que no todas las personas pueden ser hipnotizadas.
"Es un rasgo estable, como el coeficiente intelectual. Y en cierta medida la mayoría es suceptible a la hipnotización. Pero hay un 25% de adultos que no lo es", dice Spiegel, que estima que esta variabilidad posiblemente responda a causas genéticas.
Por otro lado, requiere dedicar más tiempo de entrenamiento a paciente en preparación para la cirugía, así como un monitoreo más cuidadoso durante la misma.
Otras voces críticas apuntan a que no tiene uso en cirugías de mayor envergadura, que involucran órganos internos, y de larga duración, ya que en esos casos el dolor sería intolerable.
Tampoco hay que olvidar que, si bien hay numerosos estudios publicados en medios científicos de prestigio que avalan su eficacia en determinados contextos, la hipnosis todavía arrastra un aura de pseudociencia más cercana al mundo del entretenimiento victoriano que al ámbito de la medicina.
Muchos asocian la hipnosis a la típica imagen del reloj o péndulo moviéndose delante de nuestros ojos. Nada más lejos de la realidad.
"Todavía carga ese estigma que vincula la hipnosis a los shows de televisión del pasado más que al mundo de la medicina", señala Black, aunque cree que esa visión está cambiando lentamente a medida que aumenta el acceso y los cursos de entrenamiento en hipnosis para médicos y anestesistas.
Sin embargo, Spiegel cree la hipnosis no se utiliza más ampliamente en el entorno médico porque que detrás de esta metodología no hay grandes compañías farmacéuticas haciendo dinero con ello.
"Parte del problema es que no tenemos un buen modelo económico para diseminar esta práctica" concluye el experto.