Dormir es una necesidad básica para los seres vivos. La falta de sueño podría ser perjudicial para la salud, e incluso llevar a la muerte. Pero un tipo de animal está dispuesto a renunciar a dormir por su impulso evolutivo de reproducirse.
Se trata del pequeño marsupial caníbal australiano llamado 'antechinus', que sacrifica horas de sueño nocturnas para dedicar más tiempo al sexo en la época de apareamiento, lo que posteriormente lo lleva a la muerte, según revelan en un estudio publicado el jueves (25.01.2024) por la revista Current Biology.
Tres horas de sueño menos cada noche y por tres semanas
Se trata del primer estudio en probar este tipo de restricción del sueño en un mamífero terrestre: "Mediante una combinación de técnicas, hemos demostrado que los machos pierden horas de sueño en la época de apareamiento", explica Erika Zaid, de la Universidad La Trobe, en Melbourne (Australia).
"En humanos y otros animales, restringir la cantidad normal de sueño conduce a un peor rendimiento mientras se está despierto, y el efecto se agrava noche tras noche, pero los antechinus hicieron precisamente eso: dormir 3 horas menos por noche, cada noche, durante 3 semanas", subraya la investigadora.
Competencia entre machos
El equipo de investigadores también ha descubierto que en la época de reproducción, los machos compiten por acceder al mayor número posible de hembras para maximizar su éxito reproductivo.
"Los machos tienen una sola oportunidad de tener descendencia durante un único periodo de apareamiento de tres semanas", explica el director del estudio e investigador de la Universidad de La Trobe, John Lesku.
"Descubrimos que los antechinus oscuros machos, pero no las hembras, se vuelven inquietos durante su única época de apareamiento", agregó.
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Muerte después del apareamiento y canibalismo
Los antechinus son raros también en otros aspectos. Los machos solo se reproducen una vez en su vida y viven solo un año, mientras que las hembras pueden vivir dos años.
Además, los antechinus macho tienen un trágico final, suelen morir al mismo tiempo justo después de su única, corta e intensa temporada de apareamiento. Pero su muerte también tiene otra función: las crías y las hembras utilizan los restos del macho como fuente de alimentación.