En los últimos años, las personas se acostumbraron a las excentricidades de Shia LaBeouf, como, por ejemplo, asistir a ver una maratón solamente de sus películas, junto con graves problemas que le trajo su gusto -excesivo- por el alcohol.
Pero el actor ha cambiado. Así lo ha demostrado este 2016, destacando él mismo a la revista Variety que "gente a la que respeto –personas con las que siempre he querido trabajar– me miraron a los ojos y me dijeron ´la vida es demasiado corta para gastarla en esto´".
La figura de Hollywood confesó que lleva un año sin tocar el alcohol y que acude con regularidad a la reuniones de alcohólicos anónimos.
"No hay que tocarlo", comentó sobre su incapacidad para beber con moderación, añadiendo que "el alcohol o cualquiera de esos vicios te vuelven loco. No puedo jugar con nada de eso. Tengo que mantener mi cabeza despejada".
Su forma de ser explosiva es lo que, según él mismo piensa, le ha permitido trabajar con algunos de los directores y actores más influyentes de la industria. No obstante, cuando comenzó a beber de manera asidua, esa naturaleza explosiva se convirtió en algo incontrolable.
"Estoy aprendiendo a transformar mi locura en algo manejable, algo que pueda moldear y desarrollar en mi día a día", especificó sobre su compleja personalidad, agregando que "empecé a beber y me sentí todavía más pequeño de lo que soy, y al mismo tiempo me volví más gritón de lo que debería, así que no es para mí".