Ricky Martin desata pasiones. Impaciencia y enojo, incluso. Más aún con un retraso de 50 minutos que hizo que sus fanáticas libraran algunas pifias a Cnco, la boy band latina que abrió la noche en Movistar Arena. Pero cuando el puertorriqueño bajó desde el cielo del escenario, todo se transformó en satisfacción.
El artista de 44 años acelera de inmediato, con una parte de su mejor catálogo en inglés. Baila y canta al ritmo de "Drop it on me" y "Shake your bon-bon", lo que hace que deba cambiarse dos veces la polera en los primeros minutos de concierto. Comienza con traje y corbata, pero termina con sudadera y taparrabos.
"Yo vengo aquí a pasarla bien. Quiero que todos salgan sudados", dijo el músico en el primer break de su show. En ese que transforma el sonido urbano de "Adrenalina" al romanticismo de "Tal vez", en el primer gran coro de la noche.
Acompañado de ocho bailarines y siete músicos que componen su banda, Ricky Martin se apoya en la gran producción detrás del montaje de su espectáculo, con ocho pantallas que suben y bajan dándole diferentes formas al escenario.
Aparataje que hace que este se convierta en un Mustang, antes de que aparezca un auto de lujo sobre el mismo; o que en "Asignatura pendiente" los LED se dividan en tres pisos, con el puertorriqueño en el medio y las imágenes de niños en apoyo a su fundación.
El intérprete de "La mordidita", de paso, se pasea por todo el frente del escenario, inquieto y divertido, regalando sus mejores pasos, como un coreógrafo que le enseña a bailar a 12 mil personas.
Y aunque en la última etapa de su carrera la voz de "Bella" ha girado hacia el carril de los ritmos bailables y la consecución de hits discotequeros, son las baladas románticas las más celebradas.
Los gritos desesperados se desplegaron desde "Disparo al corazón", de su último disco "A quien quiera escuchar" (2015), hasta "Fuego contra fuego", tema en el que pidió apoyo porque no la incluía hace un buen rato en sus listados de canciones.
"Te extraño, te olvido, te amo" y "Vuelve" y "Fuego de noche, nieve de día" continuaron con ese momento del show del que Ricky Martin dijo estar improvisando "un poquito", con los singles que le dieron reconocimiento durante la segunda mitad de los noventa.
La cadencia salsera de "Adiós", "María" y "La bomba" le dio otra tonalidad al espectáculo, que empezó a ritmo frenético, frenó a base de hits melosos y dio un respiro para terminar con todo el Movistar Arena bailando de lado a lado y perdiendo el aliento.
Aunque hoy se encuentre a la vanguardia del pop latino, peleando el cetro codo a codo con Shakira, y que ese coqueteo con el mercado anglo se haya consolidado en una relación estable, el Ricky Martin veinteañero y de pelo largo siempre será el preferido.
