Terminado el Grammy 2017, el saldo final de premios dejó a Adele con un inapelable 3-0 contra Beyoncé —en las tres categorías en las que se enfrentaron—. "Hello" le ganó a "Formation" y "25" (2015) le ganó a "Lemonade" (2016). La balada del desamor contra la reivindicación de la mujer afroamericana.
Como resultado, la Academia recibió varias críticas tildando a la ceremonia de "racista". Y debido a esta situación, su presidente Neil Portnow debió salir a dar explicaciones al respecto: "No creo que haya un problema racial". "Este es un premio votado por sus pares", añadió en conversación con Pitchfork.
"Así que cuando decimos 'los Grammy', no es una entidad corporativa, son los 14,000 miembros de la Academia. Tienen que calificar para ser miembros, lo que significa que tienen que haber grabado y lanzado música, y por lo tanto, son expertos y del más alto nivel de profesionales en la industria", expresó Portnow.
Porque si bien la derrota de Queen-B se sumó a la del rapero Kendrick Lamar en favor de Taylor Swift en 2016, el presidente de la Academia expresó que "si no tuviésemos un jurado diverso, de mente abierta, que no escuchara la música", Chance The Rapper no se hubiese llevado el premio a Mejor Artista Nuevo.
Por esto, además, Neil Portnow comentó que se le pide a los miembros de la comisión se preocupen de la calidad antes que de la cantidad: "Pedimos que no presten atención a las ventas y al marketing y la popularidad y los gráficos. Tienes que escuchar la música. Así que los 14.000 votantes escuchan, deciden y luego votan".