Todos tendremos que esperar hasta este domingo para enterarnos de quiénes son los ganadores de los premios Oscar. Todos, menos dos personas.
Martha Ruiz y Brian Cullinan ya saben quiénes subirán al escenario a recibir la estatuilla dorada. Puede que sus nombres no te resulten familiares, ya que nunca han protagonizado una película ni han salido en ninguna portada de revista. Pero serán las personas más importantes en la ceremonia.
Ambos se encargan de contar y recontar una y otra vez los votos de los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Su misión consiste en garantizar que los resultados se mantengan en secreto hasta el domingo por la noche. Para conseguirlo, se encargan de entregar personalmente los sobres a cada presentador.
"Lo que más disfruto es estar en mi auto conduciendo hacia el teatro mientras todos se preguntan quiénes serán los ganadores y, claro, yo sé exactamente la respuesta", admite Ruiz.
Ruiz y Cullinan son socios de la consultora PriceWaterhouseCoopers, la empresa contratada para realizar el recuento de votos. Una tarea que comenzaron apenas cerró el plazo para enviarlos, el pasado martes.
La elección de los ganadores está a cargo de los 7.000 miembros de la Academia, que pueden ejercer su derecho de voto por correo o de forma electrónica. Ruiz explica que la mayoría lo hace por estas fechas y a través de Internet.
Pero el recuento en cada una de las 24 categorías no se hace por computadora, sino a mano. "Una vez que se cierran las urnas, imprimimos todos los votos y empezamos con un proceso que es bastante manual", explica.
Las razones son varias: "Queremos asegurarnos de que ningún sistema informático o máquina contenga los resultados y de que estamos utilizando una variedad de mecanismos diferentes para mantenerlos a salvo".
Otros tres o cuatro colegas ayudan a Ruiz y a Cullinan en la masiva tarea de contar cada voto, pero solo tienen permitido acceder a una pequeña fracción de todos los papeles por enumerar. "Brian y yo somos los que decidimos hacer uno, dos, tres o más recuentos de todo el material hasta estar seguros de que tener los números correctos", afirma.
La pareja tendrá hasta este viernes para elaborar la lista completa de ganadores. Luego, deberán empezar a memorizarla, por si acaso le suceda algo a los sobres. Esta es solo una de las tantas precauciones que toman.
Protección policial
"Nos pasaremos un buen tiempo haciéndonos pruebas entre nosotros para asegurarnos de que nos acordamos de todos los nombres", explica Ruiz. A esas alturas, comenzarán a rellenar los sobres y a verificar que están metiendo el nombre del ganador en el envoltorio de la categoría que le corresponde. Luego, los sellan.
"También tenemos dos juegos de sobres cada uno que guardamos en un lugar secreto", revela.
El día del evento, ambos empleados recogen los sobres y toman dos rutas diferentes para llegar al teatro Dolby. Así, si alguno se retrasa o sufre algún percance, al menos el otro llegará a tiempo para revelar quiénes se irán a casa con la codiciada estatuilla.
"El servicio de policía de Los Ángeles nos brinda seguridad en todo momento. Pero no a nosotros, sino a lo que está dentro de nuestros maletines. ¡Eso lo tenemos claro en todo momento!", comenta Ruiz.
Pero las precauciones no se terminan al llegar al teatro. Los trabajadores de la consultora se ponen a un lado del escenario cada uno y no le entregan el sobre a los presentadores hasta segundos antes de que tengan que salir a escena.
Lucha en la alfombra roja
La pareja goza también de otro privilegio: una entrada triunfal por la alfombra roja. Aunque, siempre conscientes de que son sus maletines los que atraen la atención y no ellos.
"Algunos famosos ven lo que cargamos y se acercan a saludarnos", comenta Ruíz. "Una vez, Brian estaba sobre la alfombra roja y la actriz Cate Blanchett se dio cuenta de que llevaba el maletín, así que tuvieron un pequeño forcejeo, ¡de broma, claro! Y Brian no lo soltó en ningún momento", recuerda.
Este sistema ha funcionado muy bien durante los últimos 83 años, cuando PriceWaterhouseCoopers empezó a encargarse del recuento de los votos de la Academia. Una tarea que ha pasado por las manos de solo 12 personas en todo ese tiempo.
Para Ruíz, este es el tercer año que le toca hacer este trabajo: "Solo un pequeño grupo de socios ha tenido el honor de formar parte de este procesos. Es algo que valoro y que asumo con mucha responsabilidad".
Pero, ¿ha tenido alguna vez la tentación de darle una pista a alguien?
"De cuando en cuando, la gente nos lo pide de broma. Pero los que nos conocen saben que es un tema del que, en realidad, no hablamos. En mi casa, eso ha quedado muy claro", afirma.