[VIDEO] Katherine Denisse, la potente voz que inspiró al fundador de Los Vásquez
“Para mí la música no es una aventura, no es reciente ni un juego. Toco piano y canto desde muy pequeña, mi primera canción la hice a los ocho años. Luego participé en festivales locales y de colegios, en espacios comunitarios y coros”, destaca a T13.cl Katherine Denisse, cantante chilena que cada día suma adeptos y que asoma como una de las grandes apuestas de la música nacional.
“Me titulé de música en el Conservatorio y, mientras terminaba, continué estudiando psicología. Amo ambas disciplinas, además de la pintura y la escritura”, cuenta la artista.
“Grabé mi primer disco el 2007 (“Yahís”), seleccionado por Sello Azul en su momento. Gracias a esto pude compartir escenario con otros artistas y componer para Douglas y María Jimena Pereyra. Como anécdota, ese primer disco también fue el primero realizado por Enzo Vásquez como productor musical, con quien nos conocemos hace más de 15 años y quien es, además, uno de los productores del disco que lanzaré este 2018”, declara esta cantante local, a lo que adiciona que “la música es una carrera con una alta incertidumbre, pero para mí tocar piano, cantar y componer son una necesidad más allá de cuánto éxito pueda tener”.
Eres la compositora de tus propias canciones, que tienen un mensaje muy desgarrador, pero a la vez convocan a la mujer a un cambio, a vivir desde una trinchera más amable y constructiva. En ese sentido, el relato que haces, ¿de dónde surge? ¿Es autobiográfico?
-La canción “Mujer” tiene ese desgarro. Hablo de amigas, mujeres de mi familia, de mí y de quienes aún no conozco. Y es también una lectura social. Me he topado con mujeres talentosas, bellas y de gran inteligencia sumidas en circunstancias que ponen un techo que les impiden avanzar, techos sociales y personales, tu propia historia y fantasmas también pueden jugar en contra. La canción "Amo tu mirada" muestra un amor entre pares, entre compañeros y compañeras, cada uno con sus aspectos particulares, apoyándose, nadie sometido a nadie, comparten sus vidas y aman ver al otro brillar, pudiendo cuestionar el discurso de hoy sobre los roles de género. "Último beso" es una canción que abre la pregunta por la dignidad personal, por pensarse más allá de estar en pareja, poniendo fin a eso que se arrastra por años, que te hace mal. No es necesario llegar a una última cachetada para poner fin a algo que no te hace bien, por eso es una invitación a darte cuenta cuando todavía puedas dar un "Último beso".
Tus canciones hablan bastante de la mujer y cómo se vincula con su entorno y el resto en un actual contexto social bastante revolucionado, ¿qué te motiva a abordar estas temáticas?
-Mi propia historia, por un lado, pero también temas sociales me motivan a escribir canciones que puedan generar preguntas y pequeñas ondas que tal vez abran de a poco algún tipo de diferencia. El tema mujer y de género es algo que llevo profundizando y estudiando hace años, lo que está ligado a mis estudios de psicología y psicoanálisis, no es fácil ser niña, ni adolescente, tampoco mujer. El orden social, no solo implica costos para lo femenino, sea encarnado por una mujer, por un trans o un gay, también para quienes se supone deben encarnar ser hombres, con las demandas e imposibilidades que lleva cargar con ser el macho, pues son discursos sociales que portamos tanto hombres como mujeres, como sociedad.
¿Te ha tocado sacrificarte demasiado por ser mujer?
-Fui criada en un ambiente muy tradicional, jerárquico y conservador donde ser mujer era ser sirvienta y los hombres tenían el privilegio de ser servidos y mimados. Ha sido un proceso cuestionar esos patrones, los costos son altos, y es difícil sostener con fuerza un proyecto personal, sin sentir que “debes” pensar más en otros que en ti. El sentimiento de frustración era grande, trabajé mi historia para abrirme camino, cambiando mi posición en la vida, para luego confrontar las dificultades de la realidad. Sin embargo, es muy común que se asuma la lógica del sacrificio como si fuese natural. Hoy es un modelo muy nefasto, pero muchas veces opera sin que te des cuenta, confundido con el amor, como si amar a otro implicara sacrificarse.
¿Qué proyecciones le ves a tu carrera artística? ¿Hasta dónde quieres llegar?
-En el corto plazo espero lograr abrir grietas en un medio bastante cerrado a lo nuevo, difundir mi trabajo y que las personas lo puedan conocer, apreciar y hacerles sentido. Lo social es importante, espero llegar a las personas a través del arte. Pese a que mis orígenes son de escasos recursos, pude estudiar y aprender cosas muy valiosas que me encantaría entregar y retribuir. Además de Chile, me gustaría cruzar fronteras, probar en Argentina, por ejemplo, e ir buscando un espacio donde mi música tenga lugar.
¿Tienes algún referente musical? ¿Qué y quiénes te inspiran?
-Admiro a Francesca Ancarola por el amor que veo en ella ante lo que hace, me siento muy influida por Alejandro Lerner, creo que Ana Tijoux es una tremenda maestra en el trabajo de las letras, y me encanta su música; la obra de Astor Piazzolla en el piano me apasiona y disfruto tocar esas piezas, amo la obra de Chopin y Debussy y obras para piano de diversas películas... pero mi más grande admiración vocal es para la soprano Diana Damrau, es simplemente impactante su voz e interpretación. También he pasado días enteros escuchando discos de Manuel García y me encanta el “Vivo” de Joe Vasconcellos… Un abanico muy diverso donde no dejo fuera a Violeta Parra, una de nuestras grandes y personaje tanto en lo musical como en las artes plásticas.
¿Qué y quiénes te inspiran?
- Diversas situaciones, personalmente me afectó mucho la muerte de dos estudiantes en una marcha en Valparaíso, cuando escuché la noticia tuve que sentarme al piano y, de esa necesidad, nació una canción que estará en mi próximo disco que se llama “Un hombre fue a la guerra”. También me inspiran emociones propias y ajenas, ponerme en el lugar del otro e intentar vehiculizar aquello en palabras, melodías y armonía.
Cuando la música es tu pasión laboral y amorosa
Eres la esposa de Enzo Vásquez, del popular dúo Los Vásquez, ¿qué te pasa con eso? ¿Sientes que es una ventaja o desventaja en tu carrera musical el ser “la esposa de…”?
-Cada persona puede brillar con sus propios colores y méritos. Eso ser “de…” no lo comparto para nada. El proyecto Los Vásquez tiene suficientes y propias dificultades por su envergadura, es arduo el trabajo que tienen con lo propio. Adherirse, me parece innecesario y falto de dignidad, además. Pese a que es difícil abrirse espacio en la escena chilena, cada proyecto tiene lo suyo para aparecer por sí mismo, en Chile o fuera. Hasta ahora he preferido mantener separadas las aguas, pero también nos dan ganas de hacer música juntos, a Enzo le motiva trabajar conmigo, así que desde ahí, desde conocernos desde antes de Los Vásquez, se enmarca nuestro trabajo musical conjunto. Además, me interesa ver lo que logra mi música por sí misma, ver si llega a las personas. Por eso que he retardado sacar una canción en conjunto, para mostrar mi propio trabajo primero, y que ese tema que compuse se enmarque en un trabajo propio previo.
Con Enzo también trabajas como tu productor, ¿cómo es eso?
-Nos conocemos hace más de 15 años, y el primer disco que hice con mis composiciones fue producido por él, y fue también su primera incursión como productor musical. Dado el volumen de su trabajo con Los Vásquez, ha costado sacar nosotros solos mi disco adelante con la velocidad que necesito. Gracias a eso conocí a la maravillosa Loreto Bisbal, ella también es productora musical de mi disco, y estamos trabajando en equipo, ha sido maravilloso, ha aportado lo que le faltaba a mi proyecto en cuanto a sonido y dirección, y eso me tiene muy motivada y contenta. Enzo es un productor muy versátil y creativo, pero tener un proyecto tan exigente le ha implicado otros roles más allá de lo musical no menores.
¿Qué tal es el hecho de que con tu marido compartan la pasión por la música? ¿Los une aún más aquello?
-Tiene de todo… de cercanía y de respetar los espacios propios de desarrollo. Es bueno que las relaciones puedan respirar y que cada quien tenga un mundo propio por compartir, es más enriquecedor. Creo mucho en el respeto al otro, pero sin duda que la música nos unió. Cuando nos conocimos, yo estaba estudiando música y él estaba cursando otra carrera que no tenía nada que ver con la música, y no fue fácil para él atreverse. Como amiga, en ese entonces, lo motivé a tirarse a la piscina, porque talento le sobraba, le conté todos los detalles de la admisión al Conservatorio, y decidió estudiar música. Finalmente, pese a todos los temores asociados, siguió adelante, y hoy logró hacer realidad su sueño de vivir de la música.