Desde la consolidación de One Direction como fenómeno musical que la crítica empezó a entramar cuál de sus integrantes sería capaz de sobrevivir a un proyecto pasajero, de éxito momentáneo y corta vida útil, de acuerdo a cómo la experiencia ha tratado a las llamadas boy bands. En medio de los rumores de la separación que comenzaron, incluso, en medio de su última gira mundial —que los trajo a Chile en dos jornadas consecutivas el 2014—, Zayn Malik decidió alejarse del grupo y adelantarse al resto de sus compañeros en iniciar una carrera en solitario.
Con el quinteto desintegrado, además, Niall Horan también anunció el inicio de un proyecto solista. Ni él ni el novio de Gigi Hadid (que lanzó su álbum debut "Mind of mine" en 2016) lograron generar tanta expectación como el joven que sí estaba llamado a salirse de los cánones de lo propuesto por una banda de chicos: Harry Styles.
Zayn Malik logró un número en Reino Unido, sí, pero se adhirió a la industria del pop con una jugada impuesta desde su zona de confort. Un R&B de corte electrónico traducido como una apuesta ganadora en el panorama musical actual. Su contraparte, en cambio, rompió los parámetros cuando estrenó su primer single llamado "Sign of the times", una potente balada que le valió ser comparado, guardando las distancias, con David Bowie y Robbie Williams.
El lanzamiento del single vino acompañado del anuncio de su primer álbum solista. Un disco llamado simplemente "Harry Styles", lanzado este viernes 12 de mayo de Erskine Records Limited, una división de Sony Music.
El trabajo cuenta con diez canciones, donde destaca el formato semi-acústico que aires britpop ("Two ghost"), pero también un poderío de guitarras rockanroleras y acento desfachatado ("Kiwi"). Claves que han hecho que la revista Rolling Stone lo tildase de "un verdadero rock star", mientras que The Guardian se sumó a los elogios rescatando su búsqueda por encontrar un sonido y una identidad propia en la era post One Direction.
Halagos suficientes para encumbrar el inicio de una carrera con proyecciones de éxito, uno que le ha sido esquivo a los representantes de las boy band. Ni The New Kids On The Block ni Backstreet Boys fueron capaces de promover a uno de los suyos —Nick Carter solo se ha embarcado en pequeñas giras y álbumes olvidables—.
El mencionado Robbie Williams y Justin Timberlake son los únicos que superaron lo hecho con los grupos que los lanzaron a la fama (Take That y NSYNC, respectivamente): el primero es un ícono del pop inglés, mientras que el segundo llegó incluso a ser nominado al Oscar en la reciente entrega de premios con su canción “Can't stop the feeling!”.
La vara está alta para Styles si pretende igualar lo hecho por sus colegas, pero al menos el primer apronte superó indudablemente la perspectiva que recaía sobre el joven músico.