Francisca Valenzuela y la discriminación de género: "Me ha tocado por ser mujer"
Para Francisca Valenzuela, el 2015 ha sido intenso. Presentaciones a lo largo de Chile, en México y España, presentando su último disco "Tajo abierto" (2014), y una estancia en Los Angeles, Estados Unidos, le permitieron probar "otras cosas" dentro de la música o una "introspección creativa", según la artista.
La voz de "Dulce" traduce ambos conceptos en haberse educado con herramientas musicales que no tenía antes, como aprender programación y guitarra eléctrica, porque sus dos primeros trabajos los compuso solo en piano y guitarra, para después pasar a la producción con banda.
Y la introspección propuesta es la de tener tiempo libre para "explorar y enriquecerse porque si no se vuelve un poco aburrido. Y renovar el interés por las cosas artísticas, ver tutoriales, documentales y escribir, pintar", dice la cantautora a T13.cl.
En sus trabajos anteriores, Francisca Valenzuela no tuvo pausas. El cronograma incluyó componer, grabar, promocionar y conseguir financiamiento para grabar el próximo álbum. Le faltó un tiempo para "disfrutar" del proceso previo al lanzamiento del álbum.
Ahora armo propuestas completas, suena súper nerd por los detalles, pero si uno conversa con personas como Javiera Mena o mi pareja Vicente Sanfuentes, uno conoce las herramientas que tiene a su disposición
Ese goce lo consiguió durante sus días en Estados Unidos. "También es un proceso de crecer. Me voy dando cuenta de las cosas que necesito, que me hacen bien. Me hace bien tener una temporada más sola para hacer eso. Soy súper activa, pero es rico tener unas tres horas para vacilar otras cosas, tomar clases y explorar cómo vendría un futuro musical en otros aspectos".
De las enseñanzas que ha tenido durante este período, Francisca Valenzuela destaca el uso de software para grabar y hacer arreglos: "Ahora armo propuestas completas, suena súper nerd por los detalles, pero si uno conversa con personas como Javiera Mena o mi pareja Vicente Sanfuentes, uno conoce las herramientas que tiene a su disposición. Es increíble porque requiere dedicación".
La gringa
Francisca Valenzuela nació y fue criada en San Francisco. Recién se radicó en nuestro país a los 12 años, por lo que pasar tiempo en EE.UU. es algo que le cuesta "verbalizar". Eso sí, comenta que una parte de la sensación de estar afuera es empujarse a hacer cosas distintas y salir de lo que se va conociendo, acercarse donde está la gente a la que se admira y complementarlo con lo aprendido en Chile.
"Yo me siento súper a gusto allá, tengo una parte media gringa. Estar con mi familia en California, tener un manejo del idioma, del lugar, de la cultura. Me siento súper influenciada de la cultura norteamericana, Los Angeles es un epicentro súper relevante en América", cuenta la intérprete de "Muérdete la lengua".
Pero su sensación de tener experiencias de producción o colaboración con gente de la industria estadounidense le es más fácil definirla: "Tú dices 'la cagó, trabajó en tal canción de Ricky Martin o Yeah Yeah Yeahs'. Esa dualidad sólo se da allí, ni en Ciudad de México ni en Buenos Aires".
A un año de "Tajo Abierto"
"Estoy sorprendida de que haya pasado un año ya", asegura Francisca Valenzuela sobre la promoción de "Tajo abierto" (2014). Su tercera placa, tras "Muérdete la lengua" (2007) y "Buen soldado" (2011), fue publicada el 12 de noviembre del año pasado. Y le valió una nominación al Grammy Latino.
—¿Cómo ha sido este año de publicado su último disco?
"Ha sido bueno y diferente a los otros discos. Partió muy intenso, con el Caupolicán como hito mega relevante, fue consolidar el show que siempre quise hacer. Ha sido activo, viajado, el disco ha sonado muy bien en España y México, fue un paso más profundo, más reconocido, un paso más en la trayectoria", dice.
—¿Qué cosas concretas le trajo “Tajo abierto”?
"En lo personal-musical, me ha dado un crecimiento importante. En mi fuero interno, sentí que lo que era capaz de hacer antes y después del disco ha cambiado. Me siento más fuerte y con más confianza performáticamente hablando. Lo ecléctico de ese disco se siente en el show y se ve, y eso me reforzó y me ancló como músico. Un acercamiento a decir 'no solo puedo ser quien puedo ser, sino quien quiero ser'. La satisfacción interna de eso es bacán", narra.
En su último álbum de estudio, destaca el single "Insulto". La canción habla acerca de la discriminación, especialmente en contra de la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales). Un manifiesto de empoderamiento de la identidad personal, en palabras de su creadora, y que va en contra del deber ser impuesto por la "sociedad conservadora", en un concepto acuñado por el francés Didier Eribon en su libro "Insult and the Making of the Gay Self".
—¿Cuál siente que fue la necesidad de escribir un tema que tratase esta historia?
"Yo no me senté a hacerla, de repente estaba pasando. (Es) una acogida hacia la diversidad y una cruzada en contra de quienes dicen que como uno es incorrecto. La canción viene de una verborrea y afirmación frente a las cosas que uno ve y siente y experimenta. Decir basta y explicitar ese sentimiento. Era algo que yo sentía todo el rato, esta aceptación a perpetuar una violencia sutil u hostil abierta o cerrada para estigmatizar a aquellos que son diferentes", explica.
Sí (he sufrido de discriminación), desde mi perspectiva sí, me ha tocado por ser mujer, por tener ciertas características
—¿Ha sufrido de discriminación?
"Sí, desde mi perspectiva sí, me ha tocado por ser mujer, por tener ciertas características. Es primera vez que me lo preguntan. Eso sí, soy súper enfática, en que desde mi posición no me interesa estar en un lugar de relatar como autoflagelo mi discriminación, pero esta canción sí habla, uno se encuentra con un deber ser increíblemente fuerte, injusto y violento, en aspectos de identidad de género, sexualidad, credo, clase, estilo de vida, y en ese sentido es algo que igual yo tengo el lujo de decir yo no tengo que obedecer", asevera.
La artista comenta que ha vivido el machismo de nuestra sociedad, que se naturaliza y se asume que se tiene que convivir con él. "Uno lo encuentra en todos los círculos, pero sorprendentemente en personas que están tomando decisiones o con cierto poder", dice Francisca Valenzuela.
—¿Cómo se ha comportado la industria musical en cuanto a esto?
"Me pasa en entrevistas que todo esto lo traen a la mesa. Que no puedes ser feminista y quererte ver bien en las fotos o 'sabís que esta mujer también toca un instrumento con teclas, entonces, tú no porque son muy similares' o 'tenemos una mujer en el festival, entonces no vamos a tener más mujeres', ¿por qué? La música es como de hombres, ‘hagamos un bloque femenino’. Creo que es un problema a nivel global".
Lo importante, agrega, es que ahora la conversación se está dando en Latinoamérica con suficientes mujeres en la escena para hacer una camada y compartir esa inquietud: "Y tener proyectos diversos, tú mirai la paleta y somos súper diferentes y autónomas y equivalentemente poderosas. Hay un espectro y eso es bacán".
Además, la convocatoria está interesada en proyectos A, B o C, ya sea hombre o mujer, analiza: "Soy militante feminista total, pero también esto significa que es un espectro y un relato amplio que puede ser escrito por todo tipo de mujeres, no por hombres para mujeres ni un tipo de mujer que la sociedad quiere".