El voluminoso desplante de Juan Gabriel sobre el escenario se contradecía a su timidez. Esos sugerentes movimientos de cadera y bailes que rozaban el erotismo escondían la calma con la que el "Divo de Juárez" atendía a sus seguidores. Rara vez alzó la voz y siempre tuvo una mirada reflexiva sobre sí mismo. También sobre su muerte, esa que quizás miraba con escepticismo al momento de enfrentarla en palabras.
Ahora, tras su deceso a los 66 años producto de un ataque cardíaco, comienzan a aparecer registros de todas sus épocas a través de los medios de comunicación y redes sociales. En uno de ellos, un joven Alberto Aguilera —el hombre detrás del mito— meditó acerca del final: "No me asusta. Es lo más seguro que tengo".
"Si llego a ser alguien importante, no me moriré jamás. De hecho, si me muero dentro de 15 minutos, créame que ya pasé a la historia", expresó Juan Gabriel en un programa de televisión.
Bajo esa premisa, el hombre de "Querida" sentía que con eso valdría la pena haber nacido, que todo el trabajo y el esfuerzo fue recompensado. "Es una cosa muy bella despertar ilusiones y emociones", añadió el artista.
Por el momento, todavía no existe información sobre un acto fúnebre oficial. Asimismo, el cuerpo de Juan Gabriel permanece en una funeraria de Los Angeles, cercana al aeropuerto internacional de aquella ciudad.