Bastián García Santander. Miami.
En un casillero cualquiera de una escuela cualquiera aparecen una serie de fotografías, flores y mensajes conmemorativos. El homenaje está allí, pero ya nadie se fija en él. La historia detrás del hecho es mayor a cualquier tributo: las imágenes corresponden a Hannah Baker, una estudiante que sufrió de acoso y abusos físicos y psicológicos por parte de sus compañeros que decantaron en una depresión profunda y su posterior suicidio. Eso sí, antes de terminar con su martirio, la adolescente dejó a algunos elegidos un paquete con una compilación de casetes donde explica por qué cada uno de ellos fue una razón para quitarse la vida.
Esa es la introducción a "13 Reasons Why", la nueva serie de Netflix que se ha convertido en fenómeno. Basada en la novela de Jay Asher y producida por Selena Gomez, la ficción muestra el lado más crudo de la indolencia escolar y también la poca preparación y empatía de los adultos al tratar el bullying y sus consecuencias.
El relato de Hannah (interpretada por Katherine Langford) conduce la historia, al tiempo en que la caja con cintas llega a la casa del estudiante Clay Jensen. "Mi personaje tuvo una gran amistad con ella. Recibe los casetes y descubre que es parte de todo, por lo que empieza a juntar las piezas acerca de por qué lo hizo", dice a T13.cl Dylan Minnette, el protagonista del proyecto.
En el camino, el retraído estudiante empezará su propia exploración sobre el caso, descubriendo a los implicados y sus visiones sobre lo ocurrido.
Entre esos alumnos está Tony Padilla (Christian Navarro), un chico del que no se sabe si es de fiar y se convertirá en uno de los misterios de "13 Reasons Why".
"La gente joven debería ver la serie porque se identificarán con los personajes, se verán ellos mismos en el programa y esperamos que se logre una comunicación entre los pares, los padres y sus hijos, entre los estudiantes y sus maestros. Creo que no hay muchos programas de televisión que te conviertan en una mejor persona y este programa te hace una mejor persona", cuenta Navarro.
Eso sí, para sus protagonistas no fue fácil acercarse a un tema como el matonaje escolar o el suicido adolescente. "Es un tópico difícil de abordar, porque quieres tener sensibilidad con los individuos que han pasado y que están pasando por esto, pero también hay un balance con el contar la historia de manera real", añade el actor.
Dentro de esa realidad, los intérpretes detrás de la ficción se enfrentaron nuevamente a las dificultades de la adolescencia y la vida escolar. "Las personas no tienen con quien hablar sobre estas cosas. No los escuchan, no están escuchándolos hoy en día; entonces deben internalizar (sus problemas) y al hacerlo ocupan un espacio en sus mentes que producen depresión y otras consecuencias", analiza Navarro.
Eso sí, el poner en primera plana cada una de estas problemáticas entrega una esperanza: aprender a detectar los casos a tiempo y disminuir el impacto.
"He hecho cosas geniales, pero esta es la primera vez en que siento que estoy haciendo algo que realmente puede cambiar y salvar nuestras vidas y espero que esto sea importante para que la gente sienta que puede hacer cosas. Podría cambiar el mundo un poco. No queremos tener nuestras esperanzas tan altas, pero si al menos ayuda a una persona, sentiré que he hecho algo genial con esto", cierra Minnette.