Diego Muñoz explica porqué aceptó un personaje de “bastante poca relevancia” en “Neruda”
La última película de Pablo Larraín, "Neruda", se centra en los años de clandestinidad del poeta Pablo Neruda (personificado por Luis Gnecco) y en la persecución que sufre a manos de un inspector interpretado por Gael García Bernal. Y justamente a este último personaje lo apoya "Martínez", papel a cargo de Diego Muñoz, quien habla con T13.cl sobre el nuevo proyecto que lo unió al reconocido cineasta.
De partida, el actor comienza relatando que "Pablo me dijo que la idea es que igual haya un poco de torpeza en esta persecución, de que no sea tan fácil encontrarlo, y ´Martínez´ está escrito como un personaje al que se le iba un ojo", dando a conocer algo bien especial en torno a esta característica de su rol.
"Hicimos unas pruebas con un ojo falso en Buenos Aires, pero no funcionaba tanto. Después pedimos un ojo a Estados Unidos, una pelota de pìng pong grandota con un ojo corrido, pero no se advertía tanto y era más complicado, porque quedabas ciego y no veía nada", cuenta Muñoz, agregando que "lo que se optó al final fue por ponerme unos lentes de contacto que me generaran tal problema de visión que yo necesitara ponerme estos anteojos ´poto botella´ que usa el personaje".
Diego rememora que "Pablo me dijo si ´Martínez´ tiene estos problemas a la vista, jamás van a encontrar al poeta. Esa es la invitación que me hizo y que provocó que me dieran ganas de estar, porque es un personaje que prácticamente no habla, está como una suerte de edecán y tiene muy pocos diálogos. Es un personaje auxiliar por así llamarlo, un personaje que le maneja la moto al policía, que es su chofer y ayudante".
En ese sentido, el actor de producciones dramáticas del 13 como "CerroAlegre", "Machos" y "Lola" manifiesta en que "es un personaje chiquitito, que está en silencio, pero que representa un poco el lado torpe de la ley, y eso me produjo las ganas suficientes como para querer estar. Si bien Pablo es amigo mío, nos queremos mucho y yo a él respeto mucho como artista, se me hacía muy fácil poder aceptar un personaje más estático, con bastante poca relevancia".
Eso sí, Diego Muñoz enfatiza en que "el guión es muy especial, Neruda hablaba muy poco y Gael habla muy poco. O sea, sí lo escuchamos pensar, pero los personajes hablan todos muy poquito, entonces son páginas que tienen mucho pensamiento y muy poco on, escenas en las que pasan muchas cosas, pero no se habla nada... y así es la película. Tú no te das cuenta, pero tienes a Gael todo el rato hablándote y eso te va llenando quizás ese espacio vacío".
A lo anterior, añade que "es una película que al leerla es poco convencional lo que ahí aparece. No es una película tan clara y tan lineal, y está fragmentada, las escenas se filman en muchas partes y luego hay un montaje. Eso es un sello bien particular de Pablo, es un lugar que fue encontrando, que fue probando, que le fue gustando y que le fue siendo cómodo, pero que es bien complicado en términos de producción, porque son varias locaciones", poniendo énfasis en que "a él le aguantan todas sus locuras, pero en el montaje todas esas chifladuras sirvieron de mucho... funcionan, llenan la escena y le dan una dimensión en la que incluso pasas a sentir los sabores de la comida que están comiendo o los olores o lo que está ahí pasando, entonces hay que entregarse no más".
Acerca del resultado final del filme que está en cartelera por estos días, el intérprete de "Neruda" sintetiza que "hay que entregarse a ir a pasarlo bien, a disfrutar, a correr junto con el policía y el poeta por Chile y a emocionarse, porque eso es lo que te pasa con la película. Es una invitación para viajar con la película y conocer un poquito más a don Pablo".
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