Dante Spinetta: "Me considero parte de la resistencia, más allá de las modas"
Hace poco más de 2 años que Dante Spinetta no visitaba nuestro país. Su última vez fue en julio de 2016 al mando de Illya Kuryaki and the Valderramas. Y como solista, ocho largas temporadas desde que se presentara por única vez en solitario en julio de 2010. "Chile siempre fue una fiesta y quiero reconectar con la gente de allá", dice el artista argentino en conversación con T13.cl.
El hijo de Luis Alberto "El Flaco" Spinetta se presenta este viernes 23 de noviembre en Club Amanda y mañana en Café Rock Multiespacio de Villa Alemana en medio de su renovación artística.
En 2017, Dante lanzó su último disco "Puñal" (nominado a un Grammy Latino como Mejor Álbum de Música Alternativa), un trabajo muy personal marcado por una separación y un nuevo amor, y que en vivo también funciona de una manera distinta. "Es un show que está basado en el poderío del trío, batería-bajo-guitarra, pero hay beats también y es una mezcla de urbano, rock y psicodelia. Pasamos por momentos bastante místicos y otros para bailar, así que el show está bueno y tengo muchas ganas de llevarlo ahí para compartirlo ya", asegura el músico.
—Hay mucho espacio para la improvisación...
Hay temas donde nos vamos flotando y eso está bueno. Está bueno porque uno disfruta mucho, me cuelgo la guitarra y también puedo volar, y me encanta tener ese espacio. El reconocimiento que tuvo este álbum es súper importante porque es un disco que también me costó mucha sangre. Lo empecé a hacer en un momento donde yo estaba en plena oscuridad, viviendo un desamor muy grande, donde sentía que pude llegar hasta a morir de amor y estaba con necesidad de decir muchas cosas y la música te da esa posibilidad alquímica de transformar los elementos. Ese dolor transformarlo en canciones y, así, exorcizarme para soltar. Son canciones que me ayudaron a curar en el camino.
—¿Cómo funcionó para ti todo este proceso compositivo?
Fue totalmente diferente porque cuando arranqué estaba con mucha tristeza, y en ese momento cuando estaba totalmente agotado no me metí al estudio porque no tenía ni la fuerza para hacerlo, pero empezaron a brotar melodías y letras, y al principio iba a ser un proyecto orquestal y después se fue transformando porque mi vida empezó a cambiar. De nuevo empecé a salir y a conectar con la ciudad de Buenos Aires y el trap y lo urbano de nuevo y el disco se volvió más mestizo. Tenía una lógica porque mi vida se volvió más así. En el medio del disco conocí a una mujer, me enamoré, pasaron muchas cosas. No quería hacer un hit, quería hacer un disco real y consecuente con mi vida en ese momento. Por eso el disco fue apreciado así.
—En momentos como estos, pareciera que la gente aprecia mucho más "lo real" o "lo tangible" que puede ser un álbum en su contenido...
Yo sigo pensando que una buena idea o una buena canción más allá de la industria y todo lo que pasa en el mundo saldrá a flote porque el arte tiene esa posibilidad. Estamos en un mundo en el que hay una contradicción constante, en la que por un lado avanzamos en un montón de cosas en la lucha por los derechos de las mujeres o del matrimonio igualitario, pero por el otro vemos el movimiento de derecha subiendo al poder en todos lados, y qué loco todo lo que está pasando. Estamos en un mundo más bipolar que nunca. Pero, entonces, la gente que tiene la sensibilidad correcta y el espíritu abierto es gente que conecta también con el arte y la sensibilidad de los proyectos y de la vida en general. Yo también me considero parte de la resistencia, del sonido y de otros artistas, lo que hacemos lo hacemos más allá de las modas. Hay artistas que también se suben a todos los trenes, ahora suena esto, hagamos esto... Y eso no lo veo muy real. Y la gente que está conectada con el amor siente esa artesanía de los discos, el trabajo y cuando dices algo de corazón, y yo quiero conectar con esa gente. Lamentablemente siempre habrá fascistas y nuestra manera de combatir es haciendo cosas que generen otras cosas.
—En Argentina dicen que este es "el mejor Dante", ¿cómo lo ves tú?
Está bueno eso. Me siento en un gran momento musical porque tengo una libertad real y también los años de experiencia me han dado el oficio de hacer canciones como "Soltar" y "Pesadilla" al mismo tiempo y que sea consecuente. Ahora terminé el soundtrack de una película que se llama "4x4" de Mariano Cohn y Gastón Duprat, unos genios, y estoy haciendo música urbana ahora que va a salir, voy a empezar a sacar singles y preparando otro disco más. El año que viene mi idea es sacar tres discos. Y llenar de música la mesa, es importante eso.
—¿Qué pasa con Illya Kuryaki and the Valderramas?
Con Emma (Emmanuel Horvilleur) en lo personal está todo súper bien, pero ahora cada uno está enfocado en su carrera solista. Emma está terminando un álbum nuevo. Y si en algún momento se da que pase algo, pasará pero de una manera como pasó siempre, que sea natural. No hay planes a corto plazo, eso sí.
—Ustedes siempre apostaron a los ritmos latinos, ¿cómo ves el movimiento actual de la música latina?
Es bueno que se abran los oídos del mundo porque hay mucho talento en América Latina y muchos sonidos que se gestaron en estas tierras y que necesitan ser escuchados. Para una persona, es el golpe como si estuvieras caminando por un lado y ves un animal que no habías visto en tu vida y reconoces su belleza y su majestuosidad, y creo que pasa lo mismo con la música, cuando reconoces algo y dices "qué magia que hay acá". Y eso está pasando porque la gente con las redes sociales y todo empezó a investigar. Illya Kuryaki and the Valderramas y yo como solista siempre fuimos abanderados de ese mestizaje, de la libertad musical y de mezclar los elementos para generar una receta nueva y algo excitante para uno mismo. Yo sigo siendo abanderado de eso, por eso me permití hacer música urbana y hace unas semanas sacamos un tema —"Gordo rata"— con una banda que se llama Mala Fama que es de cumbia villera, y la rompió.
—¿Qué crees tú que diría tu padre Luis Alberto de este momento profesional y personal que estás viviendo?
No sé qué diría, pero sé que le gustaría. Él me decía mucho que tocara la guitarra y ahora le hice caso.