Cada década más o menos una canción nos despierta, como si fuera un ladrillo que rompe la ventana de nuestra habitación.
Son canciones que en unos pocos minutos resumen el estado de ánimo de una generación.
Así, si la música popular hablaba de los jóvenes, el rock primero y el hip hop después llegaron para contar la misma historia, pero a gritos.
Y en el caso de My Generation, la canción de la banda británica The Who, el grito adquirió una dimensión nuclear.
A Pete Townshend —quien sería el guitarrista y el principal compositor del grupo— lo regañaron.
¿Y no es así como comienzan la mayoría de los himnos juveniles?
El coche de Townshend, un carro fúnebre, había sido remolcado por orden de la reina madre, harta de verlo cada día de camino al palacio de Buckingham, la sede real en Londres.
Al parecer a Isabel Bowes-Lyon, la madre de Isabel II, el auto le recordaba al funeral de su marido, el rey Jorge VI.
My Generation fue la respuesta del guitarrista a esa decisión. Y no se escuchó otra cosa en las últimas semanas de 1965.
"Espero morir antes de envejecer"
Hoy, cincuenta años más tarde, My Generation aún suena a una generación, harta de la situación, actúa para cambiarla y después hace el signo de la victoria a la siguiente.
"Hope I die before I get old", escribió Thownshend en un primer arrebato de ira ante la condescendencia y las prohibiciones de los adultos que trataban de poner límites a su libertad.
Con ello, les dijo algo así como "espero morir antes de hacerme viejo".
Los niños que llegaron a la mayoría de edad viendo a The Beatles invadiendo Estados Unidos empezaron a prestar atención. Y así, My Generation se convirtió en el mayor éxito de The Who en Reino Unido, alcanzando directamente el segundo puesto de las canciones más escuchadas.
Fue el gancho del álbum debut del cuarteto. Lo lanzaron el 3 de diciembre de 1965. Y Townshed consiguió crear un monstruo.
Era un punk que vomitaba bilis.
Y cuando la tocaron en el exitoso programa The Smothers Brothers Comedy Hour, de la cadena CBS de Estados Unidos en 1967, esa fue su carta de presentación en el país.
Como My Generation terminaba como una cacofonía destructiva, Moon había cargado uno de los bombos de la batería con explosivos.
Hacia el final de la canción, pateó el otro bombo, accionando así la carga.
La intensidad de la explosión sorprendió al mismo Moon.
Como resultado, el cabello de Townshend quedó chamuscado, y un trozo del platillo quedó incrustado en el brazo del propio baterista.
La canción arrasó no solo un programa de televisión, también las expectativas del momento sobre lo que una canción de rock podía decir.
Fue toda una declaración de intenciones con la que cualquier joven que tuviera problemas con la autoridad podía sentirse identificado.
The Who puso la banda sonora al tiempo en el que se popularizó el concepto "brecha generacional".
Pero My Generation no es la única canción que se ha convertido en el himno de toda una generación.
Aquí tienes una lista de canciones que alcanzaron ese estatus. ¿Cuál es la tuya?
Say It Loud: I'm Black and I'm Proud, de James Brown (1968)
En la estela del asesinato de Martin Luther King, esta declaración de orgullo racial abrió la puerta al movimiento del poder negro y marcó un cambio en la lucha por los derechos civiles.
Se convirtió en eslogan tanto en las aulas como en las salas de conciertos.
Y hoy sigue viva en el hip hop, en innumerables canciones.
I’m Eighteen, de Alice Cooper (1970)
Las impactantes actuaciones del roquero sobre el escenario —dejaba pitones sueltas o guillotinaba gallinas—, estaban al servicio unas canciones que hablaban a cualquiera que se sintiera atrapado en el páramo entre la adolescencia y la edad adulta.
God Save the Queen, de Sex Pistols (1976)
Como The Who, los Pistols apuntaban a los poderes fácticos y se burlaban diciendo "No hay futuro en el sueño de Inglaterra".
El deseo de destruirlo todo del vocalista Johnny Rotten, tal como decía en las entrevistas, era tanto una estrategia de marketing como una provocación perversamente seria.
Su título era una copia exacta del himno británico, aunque pronunciaban "save" (salvar) como "shave" (afeitar).
Eso y lo que decían en una de sus líneas ("Dios salve a la Reina y a su gobierno fascista; te han convertido en un idiota, una potente bomba de hidrógeno"), hizo que muchos la rechazaran, empezando por el gobierno.
Sin embargo, los que se sentían marginados por la sociedad la adoptaron como himno.
The Message, de Grandmaster Flash and the Furious Five (1982)
"No me empujes porque estoy cerca del borde, estoy tratando de no perder la cabeza", decía en una línea Melle Mel, uno de los cinco raperos del influyente grupo estadounidense de hip hop Grandmaster Flash and the Furious Five.
Con ella se dirigía a todos aquellos atrapados en el largo y caliente verano de la economía de goteo del presidente Ronald Reagan.
Fight the Power, de Public Enemy (1989)
El gancho de esta canción fue una de las películas clave del director estadounidense Spike Lee, Do the Right Thing, una cinta que hablaba de las relaciones raciales dentro de una ciudad.
Luego su letrista, Chuck D diría que el hip hop se convirtió en "los titulares en la prensa, la invisible cadena de televisión que nunca tuvo el Estados Unidos negro".
Smells Like Teen Spirit, de Nirvana (1991)
Dejando de lado a la generación del baby boom — época posterior a la Segunda Guerra Mundial, entre 1945 y 1965—, el líder de Nirvana Kurt Cobain recogió el escepticismo de la generación X con ansiedad y humor negro, y lo subrayó con un irresistible riff de guitarra.
"Aquí estamos ahora, entreténnos / Me siento estúpido y contagioso", cantaba.
Crazy, de Gnarls Barkley (2004)
En una década en la que el pop estalló y nacieron miles de subculturas, la extraña pareja formada por Danger Mouse y Cee-Lo reunió a todos esos pedazos en un himno que describía desde su título la situación del mundo: Crazy (loco).
Neighborhood #1, de Arcade Fire (2004)
Justo cuando la noción de una banda universal comenzó a parecer algo muy del siglo XX, este grupo de Montreal (Canadá) llegó para romperla con su primer álbum.
"Cavaré un túnes desde mi ventana a la tuya", gritaban, tratando de llegar como una tormenta de nieve a los que habían sido dejados atrás.