Conmovedor informe de la policía brasileña: cantante de la "Lambada" fue quemada viva
El pasado jueves 19 de enero, la noticia del deceso de Loalwa Braz Vieira (63) impactó a millones de personas. La figura central del grupo Kaoma fue hallada sin vida y carbonizada en un automóvil. A casi una semana de aquel trágico hecho, la policía brasileña dio a conocer la causa de su muerte.
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Loalwa estaba casada con un empresario francés y residía entre París y Brasil, donde lideraba y vivía en la "Pousada Azur Saquarema", en el estado de Río de Janeiro. La noche del 19 de enero, dos hombres armados invadieron el hostal y apresaron a la cantante, según afirmó la Policía Civil, la misma que en una entrevista había revelado que estaba recibiendo amenazas de muerte.
Los delincuentes robaron alrededor de 15.000 reales (unos 4.700 dólares) en metálico, discos de oro obtenidos en reconocimiento a la carrera de Loalwa, platos y porcelana, ante la desesperación de la artista, quien no paraba de gritar y pedir ayuda.
Para intentar que se callara, los asaltantes la golpearon con un palo de madera y la amenazaron con una navaja, pero no lo lograron y decidieron meterla en el maletín del vehículo en el que habían llegado y darse a la fuga.
Transcurridos unos minutos, el motor del vehículo empezó a fallar y decidieron quemarlo, con la ex intérprete de "Chorando se foi" en su interior. Además del cuerpo carbonizado de Loalwa, la policía encontró una bombona de gas dentro del automóvil.
Tras estas investigaciones, se llevó a cabo la detención de tres sospechosos -de edades comprendidas entre 18 y 23 años-, uno de ellos empleado del hostal desde hacía dos semanas y que habría facilitado la entrada de sus compañeros en el recinto. Todos ellos se encuentran en prisión, acusados de latrocinio (robo seguido de muerte), cuya pena máxima es de 30 años de cárcel.
De acuerdo a lo que manifestó a la prensa el comisario Leonardo Macharet, titular de la comisaría de policía de la zona, a los agentes les sorprendió la frialdad con la que el trabajador de la posada confesó el crimen: "su comportamiento fue incompatible, realmente, con la naturaleza humana. Una persona que no demostró ningún tipo de arrepentimiento por la práctica de un crimen tan bárbaro".
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