Chester Bennington, el cantante de la banda de rock Linkin Park, fue hallado muerto el jueves en su casa del sur de California en un aparente suicidio, dijo la oficina del forense del condado de Los Ángeles.
Bennigton y Linkin Park se había presentado dos veces en Chile, la última de las cuales fue el pasado 9 de mayo en el Movistar Arena de Santiago.
Esta fue nuestra crónica para ese concierto:
Pasaron los primeros cuatro temas y, salvo el fervor casi obligatorio de la primera canción de un show con la entrada de los artistas, el público que llegó a ver a Linkin Park no tuvo mayor reacción. La banda californiana llegaba por primera vez a Chile en un show en solitario —su debut oficial fue en 2010 en el festival Maquinaria, donde compartió presencia estelar con Queens Of The Stone Age, Incubus y Pixies— para mostrar su nuevo trabajo "One more light" (con fecha para el 19 de mayo), pero los 14 mil fanáticos que llegaron al Movistar Arena recién demostraron su reconocimiento ante "One step closer", uno de los grandes éxitos de "Hybrid theory" (2000).
Hace unos días, el vocalista de la banda, Chester Bennington, indicó a los fans de la banda (en no muy buenos términos) que ya era hora de avanzar; y cómo no. Si bien la agrupación fue la última en rentabilizar la corriente nü metal, en su segundo disco "Meteora" (2003) ya habían tomado algo de distancia de aquel sonido. Incluso, tras el fichaje de Rick Rubin en la producción —el hombre que los acompaña hasta hoy—, el combo se alejó aún más de las raíces propuestas al inicio del milenio.
De hecho, en la actualidad Linkin Park transita por los géneros de moda dentro de la industria musical, y buena parte de ese material se vio durante la noche de martes. Porque se acercan a una corriente electrónica que hipnotiza a las masas, incluyendo láseres y juegos de luces como si fuese el espectáculo de un disc jockey; y también ahondan en los ritmos urbanos, como el hip-hop y el trap: "Heavy", uno de sus últimos singles, muestra cierta cadencia similar a "See you again" de Wiz Khalifa con Charlie Puth.
En concreto, en el directo también retroceden las guitarras y el bajo no es más que un adorno para darle aspecto de banda de rock a un conjunto que ahora impulsa su poderío desde los teclados y sintetizadores, con Mike Shinoda como gran responsable. Más allá de las diferencias vocales, además, la figura de Bennington sin polera en medio del escenario se asimila a la de Adam Levine de Maroon 5, un verdadero ícono pop.
Al menos, el tercer cuarto de show revivió en parte la fuerza de la que algún momento presumió Linkin Park. Se sucedieron "Breaking the habit", "Somewhere I belong" y "Faint" —que hace unos años fueron parte del soundtrack de una teleserie nacional juvenil—, tres clásicos del debut como "Crawling", "In the end" y "Papercut", para concluir el espectáculo cantando a coro con el público "Bleed it out".
El sexteto ya es una banda de la nueva generación, concesiona sus cimientos en razón de la popularidad y la venta de boletos para sus conciertos, merchandising y reproducciones en las plataformas de streaming. Y la jugada les resulta.
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