Bastián García Santander, desde Chicago
Son las 20:30 horas en Chicago, y en el escenario Bud Light de Lollapalooza se escucha una música interminable, como si fuese un desfile de modas. Las luces cenitales se encienden e iluminan dos naves nodrizas estacionadas en el centro de la pista. Los podios en forma de "U" incluyen teclados, sintetizadores, mixers y una batería electrónica. De repente, aparecen los hermanos Guy y Howard Lawrence, de 25 y 22 años, respectivamente, y toman ubicación detrás de sus máquinas, al momento en que el sample de "White noise" empieza a sonar.
Así comienza el show de Disclosure, el dúo que llevó el house de los clubes de Reino Unido hacia los escenarios más convocantes del mundo, antes de pasar por Chile. Porque el proyecto formado en 2011 en Surrey, al sureste de Inglaterra, tendrá su debut en nuestro país este domingo 25 de septiembre en Movistar Arena.
En el festival —que ya cuenta con seis versiones en el Parque O'Higgins y que el miércoles 28 se libera el cartel de artistas de su próxima edición— presentaron una hora y media de espectáculo.
Y en ese repertorio, los hermanos Lawrence incluyeron cada uno de los éxitos que han construido, donde han invitado a artistas como Lorde en "Magnets", Aluna Francis de AlunaGeorge en la mencionada "White noise" y "Latch" junto a Sam Smith. Cada una de sus voces resonó sobre el Grant Park de la ciudad de los vientos.
Eso sí, en directo Disclosure reinterpreta su música casi completamente. Disminuye al mínimo los samples y sonidos producidos en el estudio de grabación.
De hecho, en "Nocturnal" —otra de sus canciones más reconocidas, junto a The Weeknd—, Guy y Howard se levantan en un pedestal instalado en el medio del escenario, donde el menor de los Lawrence se cuelga la guitarra, mientras a su lado, su hermano toca una línea de bajo envolvente. O en "Jaded", sencillo en el que ambos cantan y se apoyan en los coros.
Todo construido delante de un juego de luces y proyecciones sobre una pantalla LED gigante que mide 14 metros de ancho y 4 metros de alto, o sea, un total de 56 metros cuadrados y un peso de dos toneladas y medio.
Más allá de los números, una de las virtudes de los esquemas expuestos sobre los paneles es la inclusión de las siluetas de sus colaboradores. Junto a su jopo característico, Sam Smith aparece de manera virtual sobre el escenario del Lollapalooza, con sus labios sincronizados a la letra de "Omen"; al igual que "Holding on" y la boina de Gregory Porter.
Un show que el público estadounidense disfrutó desde el primer hasta el último beat, con un poderío basado en la paleta de ritmos que incluye house, pop sintético o R&B. Y que gracias a la capacidad musical de sus miembros, se convierte en uno de los espectáculos electrónicos más apetecidos de los últimos años en el circuito.