Siempre se ha dicho que las celebridades tienen gustos estrafalarios y este fin de semana, Adele ha confirmado aquello.
Es que el sábado pasado, la cantante británica se encontraba hospedada en un club campestre ubicado a 112 kilómetros de Londres. Allí estaba con su pequeño hijo y su pareja, hasta que al comenzar la noche se le ocurrió que quería comer una pizza.
Pero no se trataba de cualquier pizza, ella deseaba una de un local de delivery de la capital de Inglaterra. Y si bien en el lugar en que se estaba quedando, le dijeron que ellos le podían hacer una pizza, ella insistió en que fuera del local de Londres que tiene como su preferido en materia de pizzas.
¿Resultado? Un trabajador del hotel partió en plena noche hacia la ciudad del Big Ben, recorriendo 224 kilómetros entre ida y vuelta, según reveló The Sun.
Eso sí, cuando volvió con la pizza pedida por la cantante de "Hello", ella ya se había quedado dormida.
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