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Actriz Lori Loughlin se declara "no culpable" en escándalo de coimas universitarias

Actriz Lori Loughlin se declara "no culpable" en escándalo de coimas universitarias
T13
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La actriz, famosa por su rol de Becky en la serie "Full House" (Tres por tres), negó haber pagado con su esposo medio millón de dólares para que sus dos hijas fueras aceptadas en la Universidad del Sur de California. Una acción que contrasta con la de Felicity Huffman (Desperate Housewives), quien se declaró culpable en el escándalo.

La actriz estadounidense Lori Loughlin y su esposo, acusados de pagar 500.000 dólares para que sus hijas entraran en una prestigiosa universidad de California, se declararon el lunes "no culpables" de lavado de dinero.

La pareja renunció a su derecho de aparecer ante un juez para ser formalmente acusados y consignaron su declaración por escrito ante el tribunal de Boston que sigue su causa, constató AFP, que accedió a los documentos.

Loughlin, su esposo, el diseñador Mossimo Giannulli, y otra treintena de padres, entre los que está la protagonista de "Desperate Housewives" Felicity Huffman, están involucrados en una gigantesca trama de pago de coimas para que sus hijos entraran a la universidad.

Huffman se declaró culpable de pagar 15.000 dólares para conseguir que su hija mayor obtuviera mejores notas en el examen de admisión.

A Loughlin, de 54 años y famosa en el rol de Becky en la serie "Full House" (Tres por tres), se le acusa de haber pagado con su esposo medio millón de dólares para que sus dos hijas fueras aceptadas en la Universidad del Sur de California (USC) como integrantes del equipo de remo.

Ambos fueron imputados por lavado y fraude bancario, lo que conlleva una pena de hasta 40 años de cárcel.

El esquema para garantizar el ingreso de jóvenes a la universidad a cambio del pago de sobornos fue diseñado por William Singer, a través de una empresa especializada en la preparación de estudiantes para el examen de admisión.

Las trampas iban desde el pago de sobornos a determinadas personas para que mejorasen los resultados de los exámenes, a que otra persona se hiciese pasar por el estudiante para pasar el examen, o el pago a entrenadores deportivos universitarios y administradores para que aceptasen a estudiantes en sus equipos, aunque éstos no fueran atletas y no tuvieran los méritos necesarios.

La empresa de Singer, que se declaró culpable y colabora con la justicia, recibió unos 25 millones de dólares de padres de elevados recursos, deseosos de que sus hijos fueran admitidos en universidades prestigiosas como Yale, Georgetown, Stanford o UCLA, según la fiscalía de Massachusetts.

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