¿Odias la comida con gluten? ¿No te gustan las canciones de Shakira? ¿Aborreces las películas de miedo? ¿No soportas a quienes caminan despacio por la calle?
Probablemente, hay muchas otras personas en el mundo que detestan exactamente las mismas cosas que tú.
Y en base a esa premisa nació Hater (un anglicismo para definir a los criticones), la primera aplicación para encontrar pareja en función de los odios comunes, y no de las preferencias o aficiones, como suele ser habitual cuando uno busca el amor.
Su fundador y director ejecutivo es Brendan Alper, un joven estadounidense que trabajó cinco años en la poderosa firma financiera Goldman Sachs y que sabía cómo hacer dinero, explicó en el sitio web Behind The App.
Primero, Hater comenzó como un chiste y después la idea tomó forma hasta que se dio cuenta de que las aversiones mutuas podían resultar útiles a la hora de encontrar pareja.
"Investigué un poco y encontré estudios que demuestran que detestar las mismas cosas puede unir a la gente, y que uno está dispuesto a ser más honesto y abierto sobre lo que odia que sobre lo que ama", explica.
"Las cosas que más odian los hombres [de la aplicación] ahora mismo son, en primer lugar, la campaña presidencial estadounidense de 2016, en segundo lugar, los peatones con malos modales y, en tercero, los pelos en el desagüe de la ducha", le contó Alper a la BBC.
Según el empresario, en el caso de las mujeres "coinciden los dos primeros (elecciones en EEE.UU. y la falta de etiqueta pedestre), pero el tercero son los tipos abusivos".
Otros temas populares son los mosquitos, salir con compañeros de trabajo, los malos conductores o los alquileres altos.
Alper dice que no hay demasiadas cosas que él mismo deteste, aunque admite que, "por alguna razón", odia atarse los cordones de los zapatos. "Me resulta muy molesto y me gustaría tener más zapatos de Velcro, pero a mi novia no le gustan mucho", confiesa.
"Hay otras cosas que odio", agrega, "como el invierno, los retrasos en el metro o que la gente me presione para caminar deprisa (me gusta andar despacio)".
En cualquier caso, Alper no se define como el mejor candidato para usar su propia aplicación porque no le gusta la idea de ser demasiado radical respecto a lo que odia.
Sólo en inglés
La aplicación es gratuita y está disponible desde el 8 de febrero en iTunes para iOS, y estará disposible para Andoid en los próximos meses.
"Es muy divertida y he conocido a gente fantástica a través de ella", dice uno de sus usuarios. Otro explica que le costó entenderla al principio, como le ocurrió con Snapchat.
"La idea está bien, pero está sólo en inglés y necesita Facebook", dice otra usuaria en español.
Hater funciona a través de un sistema de GPS para encontrar a posibles candidatos cerca de los usuarios y, al igual que aplicaciones de citas como Tinder, permite aceptar o rechazar a posibles candidatos de forma anónima.
El porcentaje de compatibilidad se mide en función de las cosas que cada uno detesta y el tipo de aversiones irá aumentando a medida que crezca el número de usuarios.
Pero ¿qué ocurre con los discursos de odio? Tal vez algunos quieran utilizar la aplicación para difundir mensajes racistas, xenófobos o discriminatorios.
"No vamos a tolerar el odio o el fanatismo, en particular la animosidad hacia razas, religiones o tipos de constitución física", explican los creadores en el sitio web de la aplicación.
"Nuestro equipo modera los temas cuidadosamente y tenemos una estricta política de bloquear inmediatamente a cualquiera que abuse de nuestros servicios".
Aplicaciones de citas.... diferentes
Hater no es la única aplicación que decidió innovar y ser original en el negocio de la búsqueda de pareja por internet.
Por ejemplo, Blistlr está pensada para aquellos a quienes les gusta el vello facial. Maple Match, para quienes quieren tener citas con canadienses. Y Sizzl es un aplicación para los amantes de la tocineta, por mencionar algunas de las más curiosas.
Además, la polémica HiDine pone en contacto a mujeres que quieren quedar con hombres que siempre vayan a pagar.
En la variedad está el gusto. Y, a veces también en lo que uno odia.