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En la mente de una ladrona de tiendas patológica

En la mente de una ladrona de tiendas patológica
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Sus amigos y familiares no lo saben, pero Laura es una ladrona patológica. Roba incluso estando sus hijos presentes. Los expertos dicen que es una adicción.

Pensar en alguien que roba en tiendas puede llevarnos a pensar en adolescentes intentando impresionar a sus amigos, pero para esta mujer, que lleva 20 años haciéndolo, se ha convertido en un acto compulsivo que domina su vida.

Para Laura (no es su nombre real) todo empezó cuando tenía siete años, cuando el padre de un amigo le pidió que escondiera unas cosas en el bolsillo cuando estaban de compras.

En pocos meses, empezó a robar los juguetes de sus compañeros de clase en la escuela primaria y a agarrar cosas de la casa de un amiga: una cinta para el pelo o unas pinturas.

"Lo hacía sobre todo porque quería tener algo. Le pedía a mis padres que me compraran algo y me decían que no, así que simplemente lo tomaba", le dijo al programa de la BBC Victoria Derbyshire.

Laura dice que estas experiencias formaron la base de su adicción, que ahora está "fuera de control".

Roba en tiendas casi todos los días, desde cosméticos hasta ropa, mermelada o pañales, muchas veces cuando está con sus hijos.

Antes de dejar su trabajo para cuidarlos, robaba "dinero de la caja, de las bolsas o monederos" de la gente en el trabajo.

"Si puedo tomarlo, lo voy a hacer. Es básicamente una necesidad. Hay algo en mi cerebro que me dice: si quieres eso, tómalo".

"Recientemente estaba en la casa de una amiga y vi una falda que me gustó. No la tomé ese día, porque no podía. Pero se quedó en mi cabeza, así que busqué una forma para volver a la casa e hice un plan para tomarla. Y simplemente la tomé".

Laura cree que ninguno de sus familiares o amigos son conscientes de su adicción, y no piensa decírselo a su marido.

"No creo que lo fuera a entender. Me da bastante vergüenza".

Para alguna gente, robar es una adicción como el alcohol o el juego.

Simon Stephens, terapeuta jefe de la organización Addictions (Adicciones), de Reino Unido, no está sorprendido por esta reacción.

Dice que es comparable a las experiencias de mucha otra gente que sufre adicciones.

Stephens mantiene que esta necesidad patológica de robar es mucho más común de lo que la gente cree.

"Es una adicción auténtica que deriva de lo mismo que la adicción al juego o al alcohol. Esta gente roba porque se ven forzados por el subconsciente, no por razones económicas".

"Experimentan una necesidad emocional para vivir ese subidón de adrenalina, y consecuentemente de dopamina, que reciben del hecho de robar, y la única forma de suprimirlo es robando".

"Desde el punto de vista de la adicción, esta necesidad mitiga cualquier pensamiento sobre aquellos a los que puede afectar".

Laura dice que se arrepiente, pero solo de forma limitada.

Los robos causan grandes pérdidas a los comercios.

"Cuando robo algo, gran parte del tiempo siento culpa. Sobre todo si se lo he robado a un amigo o a alguien que conozco. Pero cuando robo en unos grandes almacenes, no me siento tan culpable. Siento que no se van a dar cuenta. Ganan mucho dinero de todas formas".

Hipnosis

Los robos en comercios cuestan unos US$426 millones al año en Reino Unido, según el consorcio de venta al por menor de este país.

El valor de los productos sustraídos de tiendas británicas ha alcanzado el nivel más alto en una década.

Laura espera superar su adicción con la ayuda de hipnosis.

Esto provoca que el coste de las pólizas de seguros de las tiendas aumente, lo cual puede hacer que aumente el precio de los productos para todos los consumidores.

En base a la información aportada por Laura, el programa de la BBC Victoria Derbyshire ha estimado que Laura ha robado a lo largo de su vida productos por valor de US$140.000.

Ella está un poco sorprendida, "pero no del todo, por todo el tiempo que llevo robando y cuánto he robado".

"Cuando llego a casa y veo lo que tengo, entonces me siento feliz de tener todas esas cosas".

Pero aunque siente ese subidón tras el robo, dice que el acto de robar en sí mismo la hace sentirse nerviosa.

"Mi corazón late. Tengo miedo. Estoy siempre escaneando mentalmente la tienda. ¿Quién me rodea? ¿Quién está detrás? Me puede llevar hasta 20 o 25 minutos porque estoy tan paranoica y recorro los pasillos arriba y abajo".

Laura dice que ahora está comprometida a dejar de robar, que no quiere ser una persona que roba.

"Estoy preocupada de que mis hijos adopten mis malos hábitos y acaben robando. Esta sería mi peor pesadilla, la verdad".

Laura hizo 12 sesiones de terapia cognitiva del comportamiento en las que le enseñaron estrategias para ayudarla a superar la compulsión por robar.

Una consistió en crear una carta que contenía cinco razones clave para resistirse al robo, que pudiera utilizar en cualquier momento.

Dice que le sirvió durante unas pocas semanas, pero pronto volvió a los viejos hábitos.

Ahora espera que la terapia con hipnosis la ayude a superar la adicción.

La máxima condena por robar repetidamente en Reino Unido son seis meses de cárcel. A Laura la han descubierto robando dos veces en los mismos grandes almacenes, pero no llamaron a la policía.

"No me imagino yendo a la cárcel. No quiero ni pensarlo", dice.

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