Parte del encanto de las calles de Turquía es la venta ambulante. Cada barrio tiene su mercado semanal, donde se vende desde frutas y verduras hasta ropa interior, y los vendedores son parte de la geografía urbana del país.
Otra de las cosas que llama la atención de los turcos, es su gran cantidad de seguidores en las redes sociales, basta con revisar la cuenta del chef Nusret Gökçe, mejor conocido como "Salt Bae", que tiene más de 16 millones en Instagram.
O la del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que tiene más de 13 millones en Twitter, muy por encima del Presidente Sebastián Piñera, que suma poco más de dos millones, o de su homólogo francés, Emmanuel Macron, que cuenta con poco más de 3.
Hay quienes dicen que esta inflación de seguidores tiene que ver con bots (cuentas automatizadas), ejércitos de trolls y compra de seguidores; y probablemente tengan razón.
Es ahí donde entra en la historia, Yilmaz Fikriderin, quien uniendo estas dos tradiciones tan turcas, como la venta y los seguidores en redes sociales, logró crear un nuevo negocio.
Según consigna El País, Yilmaz Fikriderin, inició sus ventas en las calles de Adana, una ciudad en el sur del país, y se ha convertido en, probablemente, el primer vendedor ambulante de likes y followers.
Su foto, sentado en la calle con el cartel que promociona sus productos, causó furor en las redes sociales: “Instagram. 1.000 seguidores, seis liras ($720 pesos chilenos)”. 1.000 likes cinco liras; 1.000 visualizaciones, cinco liras; 50 comentarios, cinco liras. “También damos servicio para Twitter”, anuncia.
“Hay gente que se sorprende, que lo encuentra divertido o absurdo. Pero tengo muchos clientes que necesitan seguidores”, explica este emprendedor de 38 años.
“Me di cuenta de que hay gente que quiere convertirse en un fenómeno social y quienes ofertan sus productos en internet. Y vi que hay muchas webs que venden seguidores, likes y comentarios online. Así que me dije, ¿por qué no hacer lo mismo?”.
Fikriderin comenzó vendiendo su producto digital por internet, pero luego se le ocurrió llevar su negocio a la forma análoga: “Aunque el uso de internet se ha extendido mucho en los últimos años, en Turquía hay todavía algunas barreras que no hemos superado", afirma el emprendedor.
"Hay mucha gente que no se siente segura al dar su dinero a través de la red. A la gente le gusta sentir el producto, tocarlo, mirarlo comprobar que funciona”, agrega.
Hasta ahora le ha ido bien: comenzó vendiendo entre 20 mil y 30 mil seguidores y likes al día, y gracias a la publicidad que le ha dado salir en las noticias, duplicó sus ventas.
Ante los incrédulos, Fikriderin defiende la calidad de su producto: él no vende bots ni otro tipo de seguidores basados en cuentas falsas.
“Son seguidores reales. Claro que, por eso, algunos pueden dejar de seguirte después de un tiempo, pero la mayoría son seguidores permanentes y los comentarios y los likes que hacen no desaparecen”, asegura.