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Los viajeros que usan sistemáticamente el metro de Londres suelen quejarse de tanto en tanto de algún que otro ratón.
Pero hay otro animal más pequeño que vive en ese lugar y que quizás esté aun más a gusto en la red subterránea, ya que en realidad se desarrolló allí, en condiciones únicas: un mosquito.
El mosquito del metro de Londres es una subespecie genéticamente peculiar.
Se tuvo noticias de ella por primera vez durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, cuando se utilizaron los túneles del metro como refugios antiaéreos nocturnos.
En el transcurso del conficto, casi 180.000 personas se refugiaron en el metro. Y fueron picadas por todo tipo de insectos.
"El metro entonces era un lugar muy diferente de lo que es ahora", comentó Steven Judd, director de Medio Ambiente para ese servicio de transporte.
Diferentes plagas de moscas, garrapatas, piojos y pulgas eran mucho más comunes de lo que son ahora, debido al agua estancada, precisó.
Después de la guerra, aparte de alguna que otra queja de picadura por los trabajadores de mantenimiento, el mosquito recibió escasa atención.
No fue hasta casi 50 años más tarde cuando una estudiante de doctorado en Londres decidió estudiar a esos insectos subterráneos.
Preferencia por la sangre humana
Katharine Byrne recogió mosquitos de siete sitios a través de la red de 180 kilómetros.
Byrne determinó que eran fundamentalmente diferentes de sus familiares residentes en la superficie.
Mientras que los Culex pipiens que viven en la superficie sólo picaban pájaros, los Culex pipiens molestus -llamados así por su tendencia a importunar- tenían una clara preferencia por la sangre humana.
"El Culex es un mosquito muy común", dijo el biólogo Bruno Gomes de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool.
"Hay cientos o miles de tipos de ellos y no son muy perjudiciales".
Aunque tienen el mismo aspecto que el Culex pipiens, losmolestus se comportan de una manera diferente.
Los que viven en la superficie prefieren picar pájaros e hibernar en invierno; necesitan sangre para poner sus huevos y requieren una gran cantidad de espacio en el que aparearse. La nueva subespecie no requiere ninguna de esas condiciones.
"Estas diferencias pueden ser interpretadas de una manera directa como adaptaciones a una vida subterránea", escribió Byrne.
Dado que no había pájaros, comenzaron a alimentarse de mamíferos, en su mayoría ratas y seres humanos. Se aparearon en áreas cerradas porque no tenían otra opción, y perdieron su tendencia a hibernar porque bajo el metro no hay estaciones.
Byrne también determinó que los mosquitos subterráneos ahora son tan peculiares que ya no pueden cruzarse con otros mosquitos.
"Hay diferencias tanto en el comportamiento de apareamiento como en la biología reproductiva", apuntó David Reznick, biólogo de la Universidad de California en Riverside, EE.UU.
Mientras que los mosquitos de superficie forman grandes enjambres con el fin de aparearse, los subterráneos, al no ser tan abundantes, son más selectivos para reproducirse.
Una evolución acelerada
Después de la construcción del sistema de metro de Londres, los túneles se sellaron y algunos de los mosquitos quedaron atrapados bajo tierra.
Fue esta barrera física, escribió Byrne, la que causó la evolución divergente de las dos poblaciones.
Fue "una evolución por selección natural, pero en una forma acelerada", escribió Tom Quinn en su libro London's Strangest Tales ("Las historias más extrañas de Londres").
Los científicos dijon que podría haber tomado algunos cientos de generaciones de mosquitos.
"No está claro si evolucionaron allí o si fueron llevados al sistema del metro...del movimiento de carga y fruta en los muelles de Londres", dijo Judd. No hay suficientes investigaciones sobre el tema, añadió.
Ratones, zorros e incluso tortugas se han encontrado debajo de la tierra. Viven entre la pelusa del túnel, compuesta de cabello humano y fibras de ropa, y el carbón que emana de las zapatas de freno de los trenes.
"En 2015 no tuvimos quejas de clientes relacionadas con incidentes de picaduras, con 1,3 millones de pasajeros que viajan en el sistema", señaló.
No sólo en Londres
Lo que está claro es que el mosquito Culex molestus no sólo vive en el metro de Londres, dijo Gomes.
En realidad, se encuentra en todo tipo de construcciones subterráneas humanas, desde los sistemas de agua a los sótanos de las casas grandes.
Se ha hallado en ambientes cerrados similares, tales como cuevas y alcantarillas en toda Europa occidental, en particular en países templados, como España y Portugal.
También en el área metropolitana de Tokio y en el metro de Nueva York.
Aun así, Reznick argumenta que hay una serie de factores genéticos que sugieren que el mosquito subterráneo evolucionó primero en Londres.
"Si (los mosquitos subterráneos) hubieran venido de España, se podía esperar que tuvieran aleles distintos a aquellos por encima del suelo", dijo, en referencia al componente genético.
Los insectos subterráneos deberían haber estado más estrechamente relacionados con los mosquitos que viven en la superficie en España. Pero no es el caso: los mosquitos del metro y la superficie de Londres son los parientes más cercanos entre sí.
De hecho, son tan similares que "sugiere un pequeño número de individuos genéticos creó esta población", aseguró.
Reznick dijo que encontrar el mosquito en otros países demuestra una vez más lo increíble que es el proceso de especiación y "que la capacidad de los mosquitos de la superficie de invadir el metro existe en otras partes, con la tendencia a evolucionar de otras especies", dijo.
También se ha demostrado que la especiación no tiene que ser un proceso muy lento, a lo largo de decenas de miles a cientos de miles de generaciones, como especuló inicialmente Charles Darwin.
"Unos cientos de años en las circunstancias adecuadas pueden formar una nueva especie", afirmó Reznick.
Lee la historia original en inglés en BBC Earth