El misterio que rodea el hallazgo del esqueleto de una mujer que habría tenido un "parto de ataúd"
En un misterio se ha convertido el hallazgo del esqueleto de una mujer realizado en cercanías a la ciudada italiana de Imola que habría vivido entre el siglo VII y VIII.
Si bien el descubrimiento se hizo en 2010, una investigación reciente dada a conocer por Wolrd Neurosurgery y la revista Forbes revela que académicos de las universidades de Ferrara y Bolonia concluyeron que junto a los restos de la mujer estaban los de un recién nacido, quien habría llegado al mundo mediante un extraño e inusual proceso llamado "parto de ataúd", que consiste en que el feto es expulsado del cuerpo de su madre una vez que esta muere.
Los investigadores además aseguraron que el bebé tenía 38 semanas de gestación y que si bien la cabeza y parte superior estaban debajo del cuerpo de la mujer, con seguridad las piernas seguían dentro de ella.
¿Cómo habría ocurrido este fenómeno? "Sospecho que lo que ocurre es que la presión del gas se acumula (dentro del cuerpo de la madre), y el feto muerto se libera a través de una ruptura: básicamente hace un agujero a través de la vagina en el útero, ya que la vagina es mucho más delgada que el cuello uterino", explicó a Forbes la doctora obstetra de la ciudad de San Francisco, Jen Gunter.
Los otro llamativo de este caso es que en el cráneo de los restos de la mujer se descubrió una pequeña marca y un agujero de 5 milímetros al lado, lo que hizo pensar a los investigadores que a la mujer se le realizó una trepanación, una antigua forma de cirugía cráneal y con la que habría vivido hasta una semana después del procedimiento.
"Debido a que la trepanación se solía usar en el tratamiento de la hipertensión para reducir la presión sanguínea en el cráneo... pensamos que esta lesión podría estar asociada con el tratamiento de un trastorno hipertensivo del embarazo", recalcaron en el paper los académicos, quienes agregaron que en entre tipo de transtorno, la madre pudo haber sufrido preeclampsia o eclampsia.
Si las conclusiones son de los investigadores son ciertas, la mujer habría sido enterrada en una tumba de piedras aún embarazada y habría expulsado luego de morir a su bebé a través de un "parto de ataud". Sin embargo y consultada por Forbes, la bioarqueóloga de la Universidad de Otago de Nueva Zelanda, Siân Halcrow, no descartó que la madre pudiera "haber muerto como resultado de complicaciones normales del parto".